“Escribe Maduro, ahora María Corina”, le dijo un funcionario de la PNB a un joven, a quien retuvieron en una alcabala en el municipio Sucre del Área Metropolitana de Caracas. Los efectivos también inspeccionaron el vehículo minuciosamente.
Caracas. “Escribe Maduro, ahora María Corina”, le dijo el funcionario de la Policía Nacional Bolivariana (PNB). Él solo seguía las instrucciones, seguro de que su chat de WhatsApp estaba plagado de aquellas palabras que impregnan las conversaciones diarias de cualquier venezolano.
El funcionario no tocó el teléfono, pero no perdió de vista ninguna de las conversaciones que iban apareciendo cuando el dueño ponía en el buscador las “palabras claves” que el policía le dictaba en lista, como sacadas de un guion aprendido.
El ciudadano se quejó, le dijo que era ilegal revisar sus comunicaciones, que no estaba bajo ninguna investigación para que lo sometieran a tal revisión de su vehículo, en la que ningún recoveco quedó sin ser chequeado.
La respuesta del funcionario fue contundente: “Yo hago lo que diga mi ministro. Esto es un procedimiento que forma parte de la operación Tun Tun”.
Así es como transcurren las alcabalas y revisiones en Caracas, tomada por funcionarios militares y policiales desde los primeros días de enero. Tras 18 días de la juramentación de Nicolás Maduro como presidente se mantienen los controles policiales.

Los caraqueños denuncian que las alcabalas se tratan de espacios en los que los, presuntamente, los funcionarios abusan de su investidura para aprovecharse de los ciudadanos, amedrentarlos, intimidarlos y hasta extorsionarlos bajo el amparo de que siguen órdenes gubernamentales. Sin embargo, Crónica Uno no pudo corroborar esta información oficialmente.
A plena luz
La víctima de la requisa narrada, quien prefirió omitir su identidad por medidas de protección, relató a Crónica Uno que la inspección policial ocurrió en días recientes y alrededor de las 12:00 del mediodía, en el municipio Sucre, donde fue retenido por dos funcionarios de la PNB a bordo de motos.
“Ni yo había revisado nunca el carro de esa manera. Cuando terminaron me dijeron: ‘ahora que terminamos la revisión del carro necesitamos que nos ayuden con sus teléfonos’”,
dijo.
Durante una hora, aproximadamente, a este joven su familiar los sometieron a esta exhaustiva revisión en la que los policías los obligaron, también, a escribir palabras como “perico” o “weed” en sus celulares y les dejaron claro que no tenían idea del significado de las palabras y que seguían instrucciones.
Otros abusos denunciados
Además de estas revisiones los ciudadanos reportaron otros abusos policiales en estas alcabalas de distintos cuerpos de seguridad en las calles de Caracas y algunos aseguran que, presuntamente, los han “matraqueado” o “chantajeado”.
Alfonso* contó a Crónica Uno que un grupo de uniformados de la Guardia Nacional Bolivariana apostados en El Marqués, en el este de Caracas, lo amedrentaron por no contar con una autorización para manejar un vehículo a nombre de su hermana, a pesar de que contaba con los documentos del carro. Los efectivos supuestamente lo emplazaron a darles dinero para no multarlo.
Detalló que los militares lo amenazaron con retener el vehículo y le dijeron que solo lo resolverían “si les daba algo”, por lo que se vio obligado a pagarles 20 dólares.
“Me sentí tan humillado. Lo que más me afectó fue cómo violaron mi privacidad. Me decían: revisa, abre la cartera, abre por ahí en la caleta a ver si tienes más”.
Robados por uniformados
El 23 de enero a las 11:45 p. m. el esposo y la hija de Diana* regresaban a su casa en los Altos Mirandinos, cuando los retuvieron dos policías en una alcabala móvil apostada en la carretera Panamericana.
Diana relató que los presuntos funcionarios, quienes portaban armas largas y cortas, chalecos y uniformes de camuflaje azul, sometieron a su familia y les robaron su carro.
“Les pidieron que se pararan, los revisaron, le dijeron que abriera la maleta y luego montaron a mi esposo en el asiento de atrás. Lo amarraron, a mi hija la sentaron de copiloto. Uno se montó atrás y el otro manejó. Los subieron un poco más arriba del kilómetro 5 y los dejaron en un sobreancho de la Panamericana, a escasos 200 metros de la alcabala de La Vega”, detalló.
Aseguró que ya denunció ante las autoridades, pero que tal como a ellos, muchos ciudadanos reportaron abusos que van desde la extorsión por falta de documentos hasta la “siembra de drogas” en los carros de chamos jóvenes para tratar “cobrar” dinero por posteriores liberaciones.
Símbolo de la represión
Tras las protestas en rechazo a la falta de transparencia en la emisión de los resultados de las elecciones del 28 de julio, en las que el Consejo Nacional Electoral (CNE) adjudicó el triunfo a Nicolás Maduro, las calles de Caracas se mantienen con excesivos puntos de control, con funcionarios de varios cuerpos de seguridad del Estado.
Los caraqueños describen en redes sociales que más que sentirse seguros les da temor la proliferación de estos puntos de control, los cuales trasladaron a los principales accesos a la ciudad, a las universidades, a zonas como el centro de Caracas y algunas urbanizaciones.
Varios de los testimonios recogidos por Crónica Uno coinciden en que el hecho de que los funcionarios estén encapuchados empeora la sensación intimidatoria que generan.
Para la ciudadanía, estos puntos de control desplegados en toda Caracas simbolizan no solo la presencia del Estado, sino también el riesgo de ser víctima de abusos, detenciones arbitrarias o violencia. Un temor que se sustenta en las cifras de detenciones del Foro Penal que contabilizan 1601 presos políticos hasta el 25 de enero.
Balance de #PresosPoliticos en Venezuela al 20/01/2024 por 𝗙𝗼𝗿𝗼 𝗣𝗲𝗻𝗮𝗹:
— Foro Penal (@ForoPenal) January 25, 2025
𝗧𝗼𝘁𝗮𝗹 𝗽𝗿𝗲𝘀𝗼𝘀 𝗽𝗼𝗹í𝘁𝗶𝗰𝗼𝘀: 𝟭.𝟲𝟬𝟭*
Desde la semana pasada
Hombres: 1418
Mujeres: 183
Civiles: 1439
Militares: 162
Adultos: 1597
Adolescentes: 4
Encarcelados: 10
Excarcelados:… pic.twitter.com/kinos7VFiW
Más que miedo
Las organizaciones Monitor de Víctimas y Mi Convive publicaron un estudio en el que consultaron cómo viven los ciudadanos en Caracas y cómo se perciben tras las jornadas de represión y persecución que han tenido lugar tras las elecciones presidenciales.
Los resultados de la encuesta que alcanzó a 350 personas de los cinco municipios que componen el Área Metropolitana de Caracas, y logró respuestas de 117 de ellos, revelaron que al menos 8 de cada 10 encuestados siente miedo de pasar por una alcabala.
Además, refiere que todos aumentaron sus medidas de seguridad.

“El contexto poselectoral también ha conllevado una serie de reacciones en las que el caraqueño promedio siente miedo en las alcabalas y al ver a policías o militares, evita tanto poner contenido político en sus redes cómo consumirlo”,
refiere el estudio.
Tras los acontecimientos del 28 de julio los caraqueños evitan conversaciones relacionadas con asuntos políticos al menos 16 veces al mes y procuran no salir de casa debido al miedo un promedio de 9 veces al mes, indica la organización.
(*) Los nombres de las personas que dieron sus testimonios fueron reservados o modificados por medidas de protección.
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