La película cuenta la historia del músico británico. Una obra sobre las luchas internas de un creador en la vorágine de la duda constante.
Caracas. Un mono es la imagen elegida para presentar a Robbie Williams en Better Man, la película biográfica que narra el ascenso de la estrella británica desde los años noventa.
En las primeras escenas aparece un joven torpe en los deportes, en un país que tiene al fútbol como uno de los escalones sagrados de aspiración. El pequeño Robbie es objeto de burla de sus vecinos, pero en casa encuentra el refugio cuando su padre se para frente a la televisión. Es un ritual nocturno para admirar y emular a sus estrellas, Frank Sinatra como un modelo a seguir en un hogar en el que confluyen aspiraciones.
Por un lado, el padre luce cercano e inspirador, pero poco a poco se irá alejando de casa, para dejar al pequeño en la más absorta duda. Sin embargo, el pequeño Robbie comienza a tientas su camino impulsado por la música.

En casa está refugiado por el afecto de su madre y abuela, pero afuera empieza a descubrir un mundo que le cambiará la vida, especialmente cuando es aceptado para formar parte de la incipiente banda pop juvenil Take That, sensación de los años noventa.
La película Better Man es dirigida por Michael Gracey, vinculado a la experiencia audiovisual a partir de la música. Es el director también de El gran showman (2017), así como de una serie de registros de la cantante Pink. Fue productor además de Rocketman (2019), la película biográfica de Elton John. Es además coguionista junto con Simon Gleeson y Oliver Cole.
Si bien uno de los peligros que corren las películas biográficas es tratar de abarcar la mayor cantidad de años del protagonista. Este largometraje desarrolla la trama del artista desde su niñez hasta una etapa de estrellato y madurez. Y el realizador sale bien librado.
Uno de los aciertos es no contar lo obvio. Better Man no es la historia de un músico que busca el éxito y la fama. El verdadero conflicto de este largometraje está en la lucha contra sí mismo, contra esas inseguridades que mellan cada pensamiento.

A Robbie Williams lo represen como un mono. Por cierto, el músico se interpreta a sí mismo en la obra. Una elección atinada para diferenciarlo no solo físicamente del resto, el uno entre millones, como un elegido para despuntar entre tanto intento. Como elemento resaltador funciona, pero también como símbolo de la lucha contra el instinto primario. Un animal que va de rama en rama buscando lo que no parece encontrar, para luego descubrir a un personaje que en el sosiego encuentra la estabilidad, entre la aceptación, el perdón y el reconocimiento.
Y ese proceso de profundización es alternado con escenas hilarantes de un musical sobre la vida, además de una dosis de humor bien dosificada para mantener la desfachatez de un personaje que encuentra el camino. Better Man es una película que le rinde méritos a su protagonista.
Es un espectáculo sobre la vida de un creador que busca la calma en medio de la tempestad más abrumadora, esa que genera las más fuertes olas desde lo profundo de la existencia. Una obra dirigida de manera correcta, respetuosa con cada momento. Festiva en lo musical para luego conmemorar el encuentro de la introspección.