close

Carabobo se queda sin micrófonos y voceros pero sus periodistas resisten al cerco censor

Periodistas

Medios como El Carabobeño se mantienen por un intento de rebeldía informativa y un respaldo popular de años, otros cierran sus corresponsalías ante el ahogo económico y ataque gubernamental lo que deja al estado sin muchas opciones fiables para conocer el acontecer, no solo local, si no nacional e internacional.

Valencia. Carolina Gonzáles siempre quiso trabajar en El Carabobeño, era un deseo innato que no entiende de donde vino pero el cual ella persiguió y logró, pudo haber ido a la capital, pero ella prefirió el interior. Tiene muy claro que se queda y seguirá. Más aún cuando saca la cuenta y recuerda que son 88 años de historia del icónico Diario del Centro de los cuales durante 13 años, ella ha estado a la cabeza como jefa de redacción.

El edificio El Carabobeño es una gran estructura ubicada en casi toda una manzana entre la Avenida Universidad de Naguanagua, la calle Paseo Valencia y la calle 176. El complejo editorial cuenta con un centro comercial, un salón de eventos y el diario, el cual tiene dos pisos con una distribución de pasillos laberínticos, múltiples salones y un vacío abrumador que se complementa con el silencio.

Lejos están los días en los que la redacción era un bullicio de tecleos, voces, órdenes y muchos pasos, de un lado para el otro. Sobre los más de 20 cubículos que hay en la redacción no hay ni un lápiz, ni un periódico, ni una computadora, pero si hay polvo, el televisor por el cual los periodistas veían el acontecer nacional está apagado y en el fondo hay un cubículo lleno de libros y la foto de un señor mayor, Alfredo Fermín el último periodista del carabobeño con más de 50 años de servicio al medio, quien falleció en 2021.

Ahora muy pocos empleados caminan por la redacción, puesto que ya no está habilitada. La redacción parece más bien itinerante. Por un tiempo estuvo en una miniredacción contigua en donde antiguamente operaban los periodistas deportivos, ahora están en otra oficina, unos metros más distante, en donde solo hay cuatro computadoras, un recibidor para entrevistados y dos cabinas de radio.

En una de esas cuatro computadoras se sienta Carolina Gonzáles, quien prescindió de su oficina para estar todo el equipo integrado. De los cuales dos son periodistas de larga data en el medio, Darsy Alvarado y Beatriz Rojas. Ninguna está en la redacción, porque tras la pandemia por COVID-19 las mandaron a teletrabajar.

Junto a ella está una pasante que lleva desde noviembre aprendiendo. En total Gonzáles informa que pasaron de más de 60 periodistas a solo 16.

«Hay que recordar que nosotros no solo teníamos periodistas en Carabobo, si no que teníamos en otras partes. Por ejemplo en Caracas teníamos 11».

Periodistas
Gonzáles indicó que aún queda periodismo por hacer en Venezuela: Foto: Armando Díaz.

Desde 2013, a El Carabobeño se le restringió la venta de papel mediante la Corporación Maneiro y esto marcó un antes y un después.

Desde el cese total de las rotativas durante el primer semestre de 2017, El Carabobeño empezó a derrumbarse debido a la crisis económica, la falta de ingresos y la manutención de todo el edificio. Pero, como expresa la jefa de redacción «Lejos de cerrar, vender o cambiar nuestra línea editorial. Nosotros preferimos seguir aquí, publicando, siendo críticos, porque es parte de nuestro sello y de una historia que hemos venido narrando. Somos uno de los medios más antiguos del país y el más importante de la región. Eso no se puede desechar tan fácil».

88 años de información indeleble

En el ecuador del año 2022 Carolina González afirma que «El Carabobeño está buenísimo». Las razones vienen ligadas a una serie de planes y reformas que están empleando.

Estamos experimentando en nuevas facetas del periodismo. Todo con la intención de mantener nuestra esencia que no es más que actualizar, informar y denunciar», detalló.

Por los momentos, la página de El Carabobeño se mantiene actualizada. No importa la hora. Si la noticia está González se encargará de que esté en su página y eso incluye todas sus secciones. Esto es lo que ella llama «batallar», porqué cuando mira hacia atrás recuerda los tiempos difíciles.

«Nadie pensó que nos iban a sacar de circulación tras tantos años, pero lo hicieron y no solo con nosotros, también pasó con El Impulso y recientemente con El Nacional».

Afortunadamente El Carabobeño es un portal al que se puede ingresar sin problemas, no como ha ocurrido con otros como El Pitazo, Crónica.Uno o Caraota Digital, el cual requiere de VPN y otras artimañas para poder consumir información.

Periodistas
Gonzáles dice que volvería con gusto al periodismo impreso. Foto: Armando Díaz.

Carolina González afirma que es abrumador y muy fácil perder el enfoque en un país como este en donde hay tanta información, por lo que como periodista regional hace un esfuerzo para mirar a su alrededor y visibilizar lo que pasa en Carabobo en todas sus fronteras.

Curiosamente el Diario Del Centro nació en dictadura y parte de su historia fue cerrada en dictadura dice orgullosa la jefa de redacción. «Eso es ya historia, pero la nueva es la web y aquí seguimos, en dictadura».

Pero El Carabobeño en todas sus presentaciones sigue siendo un medio incómodo que no goza con el beneplácito de la tolda roja.

«Ojala las autoridades entendieran que el fin ultimo no es denunciar por fastidiar es que tras esa denuncia haya solución». A pesar de los ataques se pregunta si en tantos años la polarización ya no es tan fuerte como antes, de hecho se responde. «Creo que ha disminuido».

Foto: Armando Díaz.

Sin embargo añade que «Para ellos es más sencillo decir que a ti no te declaro porque tu eres un medio escuálido oligarca. Es una forma de quitarse una responsabilidad. Te dicen yo a ti no te hablo porque no tengo nada q hablarte».

González trae a colación el caso de las primarias del PSUV cuando el gobernador Rafael Lacava le negó una declaración a la periodista Dayrí Blanco, por pertenecer a El Carabobeño. «Él pierde la oportunidad de hablar porque la gente busca explicaciones y a nosotros nos leen o él me va a decir que lo van a leer más en los medios oficialistas. Aquí tiene las puertas abiertas para dar su versión, si no quiere, ya eso no es problema mío».

Bots rojos

Los ataques contra El Carabobeño se remontan incluso a 2008 cuando la GNB acosó a un fotógrafo en medio de una pauta. De ahí en adelante no pararon, pero la realidad es que ahora se presentan de otra forma. Con cierre de puertas, silencios administrativos.

«Estamos haciendo una investigación. Le hemos mandado cuestionario a Raimundo y todo el mundo, pero no hay respuestas». Sin embargo, la jefa de redacción abre un paréntesis. «Es verdad el Minci ahora nos gestiona entrevistas, hacen un esfuerzo pero eso no llega a nada».

Ahora, son hacia sus redes sociales. Para noviembre de 2021 comenzaron a sufrir ataques de bots que criticaban el estilismo de la página. «¿Quiénes escriben estos? No saben hacer periodismo». Así poco a poco cada publicación en redes sociales se transformó en una crítica constante que superaba los comentarios positivos.

«No era normal aquello y decidimos investigar y nos dimos cuenta que eran bots, cuentas con pocos seguidores, sin fotos y dos o tres fotos». Aunado a esto también los denunciaron, por lo que Instagram les bloqueó el hacer Live. «Fue una publicación de efeméride del 23 de enero. Salía Marcos Pérez Jiménez y atrás unos militares. Instagram dijo que llamábamos a la violencia».

Fotografía: Armando Díaz.

Recientemente se les cayó la página durante todo el día y hace unos meses ocurrió lo mismo, pero por tres días seguidos.

Qué estén en un mejor momento no quiere decir que todo sea como antes. Carolina Gonzáles sabe que están en un momento de austeridad, por eso pide pocos recursos y con los que le llega hace todo lo posible para crear calidad. «Ningún medio está en buenas condiciones».

Sobre si los dueños han seguido intentando conseguir papel sabe poco.

Mira si me dicen vamos a volver al papel yo lo hago con todo el gusto, pero es algo muy costoso. Ahora hay nuevas formas de hacer periodismo. No sabemos si mañana la web no existe porque hay otros medios para informar, pero aquí seguiremos porque si algo puedo decir es que mi sello como periodista es orgullo, eso me viene de adentro y quiero seguir aquí», dijo.

La oscuridad en los pasillos de la rotativa de El Carabobeño deja ver como está el periodismo hoy en día. Foto: Armando Díaz.

Mientras tanto las rotativas de El Carabobeño siguen apagadas. Se les hace mantenimiento de vez en cuando, pero aquel gran salón sigue oscuro, con polvo y una que otra telaraña e iluminado precariamente por la luz que se filtra por unas ventanas, esperando para rugir, esperando para soltar periódicos y periódicos sin parar, pero aunque las rotativas pararon González es el motor de un medio que se niega a morir y a dormirse en el aparato.

En Carabobo la cosa pinta fea

Ruth Lara Castillo conoce bien la realidad del Diario Del Centro, tanto como muchos carabobeños la conocen a ella, no precisamente por ser la secretaria general de el Colegio Nacional de Periodistas seccional Carabobo, si no por los años que se desempeñó como corresponsal de Televen, en donde ya no trabaja.

Recuerdo que un día me llamaron y me dijeron qué no podía decir la palabra barricada. Esto en el contexto de las protestas y así le pasaba al de Globovisión, el no podía decir hambre, imagínate», contó.

Estas censuras la llevaron a estar ahora en otros medios como es el caso de EVTV Miami, Unión Radio y hasta hace tres meses fue corresponsal para El Pitazo.

La cosa está difícil para ellos. Me llamaron y me dijeron que no podía seguir. Me golpeó fuerte. Estaba con ellos desde 2016 fue más el dolor emocional que el que te da en el bolsillo. Quedamos muy bien, pero se vienen más acciones similares con otros medios», dice.

En su cargo como secretaria general ve el periodismo en la región como «complejo» porque hay menos periodistas en ejercicio y añade que también en la Universidad Arturo Michelena, única casa de estudios en ofrecer la carrera en la región también son cada vez menos los graduandos. En 2008 podían tener secciones de 52 alumnos. Ahora las secciones son con 6 o 10 estudiantes en los últimos semestres. «Comienzan pero no todos terminan. Eso significa que estamos perdiendo la generación de relevo».

Corresponsalías que no calan

Cuando Lara Castillo empezó en la profesión recuerda que entre colegas se peleaban por ver quién ponía el micrófono más cerca del vocero, pero ahora afirma que con tantas limitaciones solo salen a la calle unos seis corresponsales. Esos son: Venevisión, Televen e Impacto, Punto de Corte, VPI y Globovisión. «No todos pueden salir a calle porque el combustible no cuesta lo mismo que antes».

Pero, la información desde las corresponsalías no tiene el mismo impacto que por ejemplo la generada por El Carabobeño. Es común para los periodistas escuchar en la calle qué les pregunten ¿Cuál es ese medio? ¿En dónde puedo leerlos o verlos? «Es verdad que los que más nos leen son los gremios. Ellos si están atentos. El ciudadano común se va más a las redes.

Los medios tradicionales también la han pasado mal. De hecho solo circulan Notitarde y Diario La Calle, pero de forma intermitente y sus líneas editoriales están distantes de las críticas al gobierno y en los kioscos no están disponibles todos los días. Aunado a esto, la publicidad no es como antes. Ya no es tan rentable publicar en medios impresos y eso repercute en el tiraje. Lara Castillo traspola esta situación a la radio, en donde las cosas tampoco están bien. «En la pandemia muchos suspendieron la publicidad porque no vendían. Ahora se hacen paquetes para poder seguir viendo ingresos».

Lara Castillo se levanta temprano a revisar sus pautas y comparten ideas con sus colegas, pero se le hace difícil escoger, porque no hay muchas convocatorias. «Hasta eso lo hemos perdido. Ya no hay tantos voceros como antes. Se mantienen unos pocos y es porque 2014, 2017 y 2019  más el Plan Zamora sentaron un precedente».

De hecho, en algunas oportunidades muchos voceros que a pesar de dominar bien la información, ponen peros en el asunto. «Mira si me vas a tomar foto no, si me vas a grabar tampoco. No coloques mi nombre».

Esta periodista es multitasking. No solo recolecta información, también hace las de camarógrafa, fotógrafa, redactora, jefa de pauta y editora. «Lo ideal es que tuviéramos al menos un camarógrafo y un chofer. Hay pautas en las que uno tiene que ver en dónde deja el carro caminar llegar hasta el sitio y todo eso en una sola persona no está fácil. «Es verdad que nos hemos adaptado pero es difícil porque es un país inseguro. Tu dejas tu teléfono con tu trípode grabando y no sabes si puede venir alguien y robártelo».

Menos represión, menos periodistas

Por fortuna, en Carabobo las denuncias de ataque a la prensa han disminuido. Esto puede ser porque hay menos coberturas de calle. «No me han llegado denuncias recientes y si han ocurrido no nos hemos enterado».

Ruth Lara ha vivido la persecución y el caso que más la marcó fue en 2009 cuando Diosdado Cabello, para aquel entonces Ministro del Interior la amenazó.

De ahí en adelante recibí llamadas extrañas y mi familia también. Yo no me preocupo tanto por mí, si no por mi familia. Cuando uno decide estudiar periodismo en Venezuela uno sabe en que se está metiendo y por eso nos arriesgamos. Aquella vez con lo de Cabello (Diosdado) el gobernador Henrique Fernando Salas Feo me llamó para brindarme apoyo, ahí tu dices ¿En dónde estoy metida?».

El CNP Carabobo cuenta con casi 1300 afiliados, de los cuales en los últimos cinco años 300 ya no están en Carabobo, bien sea aporque se fueron o como dice Lara, «Desaparecieron, se fueron no sabemos qué pasó con ellos, otros están dedicándose a otras cosas». No los critica porque un periodista en Carabobo en medios tradicionales pueden ganar entre $60 o $70, mientras que las corresponsalías pagan entre $300 y $400 pero son puestos casi que privilegiados a aquellos que han resistido los embates de la censura y sus limitaciones.

Ruth Lara considera que hay que prepararse para el futuro, perfeccionar el manejo de redes sociales y seguir porque hay una migración importante y una nueva forma de comunicar.

«Si no hay posibilidades de medios, que los periodistas se transformen en ellos en las redes es importante porque se busca una nueva forma de entregar la información y más aún en estos tiempos con tanto intrusismo».


Participa en la conversación