En Venezuela, la inteligencia artificial (IA) se abre paso como aliada en las aulas frente a la falta de recursos, usándose para explicar conceptos y crear clases interactivas. Expertos destacan que su integración es un cambio cultural que, lejos de reemplazar al docente, busca enriquecer el aprendizaje con herramientas adaptadas al contexto local.
Caracas. En las aulas venezolanas, los teléfonos dejaron de ser solo una distracción y han empezado a convertirse en aliados del aprendizaje. Frente a limitaciones de recursos y conectividad, algunos estudiantes utilizan herramientas de inteligencia artificial (IA) que los acompañan en sus estudios, desde explicarles conceptos complejos hasta generarles clases interactivas.
Para el sistema educativo venezolano actual, la incorporación de IA no es solo una cuestión de tecnología —como la disponibilidad de software o hardware—, sino también un cambio cultural, que requiere que docentes y estudiantes adapten sus formas de enseñar y aprender.
Sin embargo, el docente necesita comprender sus limitaciones, afirma Gustavo La Fontaine, psicólogo e investigador del Instituto de Estudios en Humanidades (IEH) de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).
Iniciativas como Nova Academy y el Avatar Andrés de Jesús, desarrolladas por el Instituto de Estudios en Humanidades (IEH) de la UCAB, buscan cambiar la manera en que los jóvenes aprenden, motivándolos con gamificación—como se llama a la aplicación de elementos de juego como recompensas, desafíos y puntos al aprendizaje para motivar y aumentar la participación de los estudiantes— y con aprendizaje adaptativo, sin reemplazar la enseñanza tradicional.

Innovación al alza
La Fontaine sostiene que los docentes deben entender que la educación es un proceso de construcción. También que, al integrar estos recursos tecnológicos, el aprendizaje de los jóvenes se vuelve más enriquecedor.
“La ventaja más significativa es que una IA, adecuadamente preparada, es que puede servir como un asistente y un acompañante académico, haciendo frente a los enormes retos que presenta el contexto educativo en términos de explicación, ayuda y seguimiento a los estudiantes”, señala.
El estudio de la Fundación Telefónica Movistar indica que, en Venezuela, cuatro de cada diez docentes utilizan herramientas de inteligencia artificial para potenciar el aprendizaje de sus alumnos, pese a las limitaciones existentes. Esto evidencia que, aunque el acceso es desigual, existe un movimiento creciente hacia la innovación pedagógica.
El experto refuerza estos hallazgos y explica que el uso abierto de estas herramientas podría abrir un campo de potencialidades para enfrentar los desafíos de la educación actual.
Nova Academy: gamificación
El IEH de la UCAB desarrolló Nova Academy, un software diseñado para enseñar a los docentes cómo gamificar sus clases.
La Fontaine recalca que el objetivo de este videojuego consiste en trasladar técnicas de diseño de videojuegos a otros contextos, como los mecanismos de recompensa que motivan a las personas y que pueden aplicarse perfectamente al aula.
“La gamificación, cuando se hace correctamente, aumenta el nivel de compromiso que tienen los participantes. A través de un videojuego didáctico muestra cuáles son estas estrategias de diseño y cómo identificar si funcionan, mientras que un modelo de inteligencia artificial ayuda a desarrollar ideas para trasladar a su propio salón de clases”,
aclara.
Los estudiantes pueden experimentar las recompensas y desafíos de un videojuego aplicado al aprendizaje. Esto genera motivación y participación activa, y permite que comprendan conceptos complejos de manera más entretenida.
La Fontaine considera que la gamificación es una herramienta “valiosísima” para generar estrategias educativas actualizadas a las demandas de un mundo hiperconectado. Es decir, un entorno donde los estudiantes están expuestos a múltiples estímulos digitales como redes sociales, juegos y videos, que compiten por su atención.

En lugar de luchar contra la hiperconectividad, añade, el sistema educativo puede aprovecharla para enganchar a los alumnos con el contenido de manera lúdica. Concretamente, al gamificar el aula, se busca que, a los estudiantes “les guste más asistir a clases, se sientan más comprometidos con las actividades y participen activamente”.
“La meta es que los alumnos hablen y vivan el aula con la misma emoción con la que discuten un trend de TikTok o el juego más reciente, transformando la educación en una actividad deseada”.
Los videojuegos como aliados
El psicólogo asevera que el área de los videojuegos es “muy fértil y poco explorada académicamente”, ya que aún se percibe como una actividad meramente recreativa.
No obstante, son herramientas que facilitan el aprendizaje y desarrollan habilidades blandas. Entre estos citó aspectos como trabajo en equipo, resolución de problemas y pensamiento crítico, que son cada vez más demandadas en la vida profesional y social.
La Fontaine señala que los docentes y profesionales deben repensar la educación en un contexto de diversión. De esta forma “la adquisición del conocimiento no tiene por qué ser algo aburrido ni estar atada al estudio tradicional”.

Asimismo, el IEH de la UCAB presentó el Avatar Andrés de Jesús. Esta herramienta es capaz de generar clases interactivas a partir de un texto cargado por el estudiante. Un avatar es un personaje digital que puede hablar, narrar o enseñar contenidos, permitiendo una interacción más personalizada con el estudiante.
El niño, en un futuro cercano, podrá hacerle preguntas, creando una relación dialéctica con retroalimentación y contacto más dinámico con el contenido.
Al incluir estas herramientas, los docentes observan cómo los estudiantes interactúan con el contenido de manera autónoma y entretenida —algo que antes era difícil de lograr con métodos tradicionales—, reflejando un cambio en la dinámica del aula.
“Estos ejemplos, Nova Academy y el Avatar Andrés de Jesús, aunque provienen de proyectos específicos, demuestran que la clave del futuro educativo venezolano está en la creatividad de quienes implementan las herramientas, adaptándolas a las necesidades y contextos específicos del país”, puntualiza el experto.
La IA perfecciona la atención
Para La Fontaine, uno de los retos actuales consiste en procesar grandes volúmenes de información, vinculada a la constante competencia por la atención.
La gran ventaja de la IA, resume el investigador, reside en su fácil acceso. Solo se necesita un teléfono con internet. Otras ventajas son su facilidad de uso y que se puede interactuar en el idioma nativo—. Esta inmediatez permite crear lo que llama “micropastillas educativas”, pequeños espacios de aprendizaje —como lecciones o ejercicios cortos— que se integran en la vida cotidiana del estudiante.
“La IA es muy grande. Por ejemplo, mientras se hace una cola, en lugar de distraerse en un juego, el estudiante podría estar preguntándole a una IA generativa cómo se escribe algo en japonés o practicando una conversación en ese idioma. Esta inmediatez de acceso a un ente con el que se puede conversar, abre un espacio para consumir contenido orientado al desarrollo de conocimiento”,
asevera.

Alfabetismo tecnológico
La Fontaine identifica dos principales limitaciones: el bajo acceso a dispositivos compatibles y a internet.
“Para sortear estos obstáculos se creó Nova Academy como una aplicación móvil. Desde el comienzo se pensó así porque la mayor cantidad de dispositivos disponibles en Venezuela son teléfonos inteligentes de baja gama. Tanto la estética como el juego completo están optimizados para este tipo de hardware”, explica.
Agrega que, respecto a la conectividad, la filosofía del proyecto consiste en que la aplicación sea “lo más pequeña posible en términos de tamaño”, de modo que se pueda descargar fácilmente, incluso con datos limitados, y acceder al recurso sin depender de una conexión constante.
La Fontaine subraya que el analfabetismo tecnológico en Venezuela es un problema complejo. Existe una población que, aunque no sabe usar una computadora, maneja aplicaciones como WhatsApp con soltura. Esto demuestra que algunas personas tienen competencias digitales básicas sin ser conscientes de ellas.
“Las herramientas de IA ofrecen una solución. Su capacidad para interactuar en lenguaje natural y dar instrucciones puede guiar a los usuarios. La estrategia es diseñar interfaces de usuario accesibles que utilizan visuales para facilitar la comprensión”.

El estudio de Movistar, que evaluó a 1726 docentes de primaria, reveló una marcada diferencia generacional en la familiaridad con la IA: 80 % de los docentes jóvenes afirmó conocerla, frente al 54 % de los mayores de 65 años que respondieron negativamente.
Esto evidencia la necesidad de formación docente, es decir, programas de capacitación que permitan a los educadores aprender a integrar tecnología en el aula.
El investigador insiste en que “ninguna de estas tecnologías tiene como objetivo eliminar o desplazar la enseñanza tradicional, eso no puede pasar”. Su función es netamente complementaria.
La IA puede convertirse en un pedagogo personal —un guía educativo virtual— que acompaña al estudiante, ayudándole a comprender textos difíciles o a resolver problemas de manera interactiva, mientras se mantiene la esencia de la enseñanza humana.
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