Especialistas coinciden en que las instituciones educativas carecen de capacitación específica, empatía y herramientas adecuadas para implementar adaptaciones curriculares legales, lo que deja a familias de niños con autismo en una lucha constante por una verdadera inclusión.
Caracas. Después de cada reunión escolar, Mariela Torres* abandona el colegio donde estudia su hijo Josué*, de siete años, con lágrimas en los ojos y frustración en el corazón.
La lucha diaria por garantizar una educación inclusiva para su hijo, diagnosticado con autismo leve y Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) a los tres años, ha convertido lo que debería ser un proceso de aprendizaje en una batalla emocional constante.
Como madre, Mariela ha hecho todo lo posible para ayudarlo. Lo lleva a terapias semanales, le realiza evaluaciones médicas cuando lo requiere y le paga clases de tareas dirigidas. No obstante, en el colegio le insisten en que “busque soluciones externas” y consiga un tutor.
Las quejas recurrentes sobre el comportamiento de Josué –levantarse del pupitre, distraer a sus compañeros o correr por el salón– contrastan con su rendimiento académico. Sin embargo, Mariela asegura que completa con éxito sus actividades: lee, resuelve operaciones de hasta tres cifras y habla inglés. “Su inconveniente no es cognitivo sino conductual”, expresó.

Frente a esto, esta madre reprueba que, en un colegio donde dicen tener un equipo multidisciplinario de terapistas ocupaciones, psicólogos, psicopedagogos y trabajadores sociales, no sepan abordar la situación.
En la institución conocían la condición de Josué porque su Mariela lo notificó y mostró sus informes médicos. En este colegio paga una mensualidad que supera los $120.
“Creo que al aceptar a un niño con condiciones, el colegio tiene que tener un equipo preparado, no solamente tener un equipo multidisciplinario. Es decir, que las maestras estén preparadas y tengan herramientas en el aula para trabajar con un niño con condiciones. Porque tú no le puedes lanzar a una maestra que está enterándose de que existe el TDAH”,
sostuvo Mariela.
Falta de capacitación y empatía
La falta de empatía y capacitación específica en el personal docente es uno de los principales obstáculos identificados por esta madre. Mariela sugiere que, por la dificultad que posee su hijo para mantenerse concentrado, el personal del colegio busque métodos y herramientas para estimular su aprendizaje.
En este sentido, considera que las instituciones deben educar a su personal para una inclusión real y cultivar la empatía para abordar estos temas con los padres.
“En las reuniones primero empiezan leyendo los informes del neurólogo y del psicólogo, en vez de preguntarme qué cosas hace el niño en la casa, qué come. Ellos son como muy fríos (…) No hay un intermedio. Es decir, no dicen lo que puedes hacer tú como mamá y esto es lo que podemos hacer nosotros desde el colegio. Ese apoyo no lo he recibido”, manifestó Mariela.
Expertos coinciden en que el procesamiento neurológico diferente de las personas con autismo requiere adaptaciones específicas en el entorno educativo. Mary Ortega, directora de Fundacrystal, explicó que una persona autista tiene un procesamiento neurológico “diferente” que la obliga a hacer un esfuerzo mayor que el resto de sus compañeros para mantener el mismo ritmo de aprendizaje.
En el caso de las tutorías, Por su parte, Margory Henríquez, presidenta de Fundación Asperger de Venezuela (Fundasperven), lamenta que «en muchos colegios regulares no se cumplan adecuadamente las adaptaciones curriculares establecidas por ley». Tal es el caso de Josué, que los especialistas que lo ven en consulta privada le indicaron a Mariela que no amerita un tutor en el aula.
Por esta razón este grupo de profesionales están dispuestos a reunirse con los especialistas del colegio para indicarles recomendaciones para abordar la situación.
«La figura del tutor es simplemente una herramienta de apoyo para nivelar al alumno en el aula, y es con un tiempo determinado según lo requiera el alumno», dijo la Henríquez.
«No están preparados»
En vista de lo ocurrido, especialistas sugirieron a Mariela que lo cambiara de colegio “porque no están preparados para trabajar con niños con condiciones y no tienen las herramientas necesarias para manejar estos casos”.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el Trastorno del Espectro Autista (TEA) son un grupo de afecciones diversas relacionadas con el desarrollo del cerebro. Se distinguen por la existencia de dificultad en la interacción social y la comunicación, patrones atípicos de actividad y comportamientos restrictivos y repetitivos. Aproximadamente uno de cada 100 niños en el mundo tiene autismo.
Otra de las afecciones del autismo están acompañadas de episodios de epilepsia, depresión, ansiedad y trastorno de déficit de atención e hiperactividad, de acuerdo con la OMS.
Adaptaciones curriculares
A juicio de Margory Henríquez en muchos centros educativos regulares de Venezuela no se cumplen adecuadamente las adaptaciones curriculares para estudiantes con autismo.
Indicó que se debe a la falta de formación y sensibilización del personal docente, así como a la escasez de recursos y materiales adaptados, y la falta de empatía para dar oportunidades a estos niños, lo cual “deja a un lado el gran potencial y el desarrollo de estos alumnos por desconocimiento”.

“Hay muchos factores que intervienen que hacen que no sea aplicada la ley que dice que deben ser incluidos. Y se les niegan el derecho a la educación. Con tan solo decir que tienen autismo, ya son blanco de estigmatización y son rechazados de las escuelas”.
La Ley de Atención Integral para las Personas con Trastorno del Espectro Autista, establece en su artículo 11 que estas personas tiene derecho a:
Recibir educación adecuada, permanente y de calidad, en todos los niveles y modalidades del sistema educativo. El Estado realizará los ajustes necesarios para lograr efectivamente los procesos de inclusión e integración de estas personas, de acuerdo a sus capacidades y potencialidades individuales identificadas a través del enfoque diferencial.
Además, establece que las instituciones educativas, tanto públicas como privadas, cuenten con personal capacitado en el Trastorno del Espectro Autista. Este personal debe poseer los conocimientos necesarios para emplear estrategias pedagógicas adecuadas para lograr un óptimo desarrollo de los estudiantes.
Afectación emocional y conductual
La falta de adaptaciones curriculares puede afectar gravemente el desarrollo académico y emocional de los estudiantes con autismo. Henríquez detalló que las consecuencias pueden incluir:
- Aumento de la frustración y ansiedad en los estudiantes.
- Mayor riesgo de abandono escolar.
- Dificultades para alcanzar el rendimiento académico adecuado.
- Problemas de socialización y aislamiento.
- Baja autoestima
- Riesgos a enfermedades de salud mental como depresión y ansiedad
- Riesgos de atentar contra su vida.
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