Un inmenso hueco se ha tragado más de la mitad de la calle La Lagunita, en La Cooperativa, y amenaza con socavar las bases de algunas viviendas. Debajo, una tubería de aguas blancas que puede ser arrasada por la de aguas negras que circulan desde hace más de 4 años en esta comunidad del norte de la ciudad.
Maracay. Dice que en las noches casi no duerme, porque la casa suena. Y si llueve, siente que la lluvia puede terminar por derrumbarla. Las aguas negras que circulan desde hace más de cuatro años, socavaron el asfalto y ahora frente a su casa, hay un inmenso hueco, en la calle La Lagunita de la Cooperativa, al norte de Maracay.
María Antonia López, es una de las residentes de la calle La Lagunita. Allí, son pocos los vecinos que han salido a reclamar la atención urgente de las autoridades. La mayoría dice estar cansada del olvido oficial y de las visitas institucionales solo para la foto de rigor.
Pero María Antonia López clama para que el alcalde de Maracay, Rafael Morales, volteé la mirada hacia esta comunidad que hoy sobrevive en medio de una contaminación, tras el colapso del sistema de aguas residuales en la zona.
Las lluvias, de las últimas semanas, han terminado por socavar aún más la vialidad, al punto que los vecinos debieron colocar un aviso improvisado para que otros vehículos no caigan en el foso.
Esto ha sido paulatino. Pero con las lluvias la tubería se tapa y por supuesto el asfalto cede», dice José Gregorio Pérez, un vecino de la comunidad.
Y como si esto fuera poco, los habitantes de la zona también deben soportar todos los días, los olores nauseabundos.
Esto es una pudrición y aquí uno vive enfermo, sobre todo los niños, señala Pérez.
Los vecinos también coinciden en que ningún reclamo o denuncia ha sido suficiente para que autoridad alguna, atienda el llamado urgente de la comunidad.
Se trata de aproximadamente 1000 familias del sector La Lagunita que esperan una respuesta de la alcaldía de Girardot o del gobierno regional.
Uno está cansado de que no te escuchen. Aquí en este callejón vivimos 7 familias y unos 18 niños. Cuando llueve no podemos entrar ni salir», cuenta Karlis Ramos, mientras señala los estragos que las aguas negras mezcladas con las de lluvia, van dejando a su paso.
Otra preocupación vecinal, es que las aguas servidas podrían estar percolando el pozo de agua potable que surte a la comunidad.
«Mi temor es que las aguas negras hayan contaminado ese pozo, porque en varias viviendas, ya las tuberías de aguas blancas se han tapado», alerta Ender Altuve, uno de los tantos afectados.
Detrás de la calle circula el río Madre Vieja, que arrasa a su paso toda la basura que la misma comunidad lanza, pues el aseo urbano, como en casi todo el municipio, pasa escasas veces por la comunidad.
Participa en la conversación