Los conductores deben esperar hasta seis horas para surtir. Los tachirenses que viven en la zona de montaña son los más afectados por la escasez. Al momento no hay un pronunciamiento sobre el por qué de la escasez.
San Cristóbal. En el estado Táchira las colas por combustible volvieron a adueñarse de sus calles. Miles de vehículos deben esperar hasta más de seis horas para poder surtir en medio de un desabastecimiento que aqueja una vez más a los ciudadanos.
Y es que hacer un fila para echar gasolina no es algo nuevo para los tachirenses Desde hace años bajo más de seis esquemas implementados por el gobierno que no han arrojado un saldo positivo, han tenido que tolerar este caos que provoca la escasez.
A tempranas horas de las mañana de cada día, en redes sociales es difundido la programación de diésel para que así los propietarios puedan detallar cuáles estaciones de servicio estarán disponible echar a precio internacional el cual se mantiene a 0,50 centavos de dólar o 2200 pesos colombianos.
Sin embargo, para muchas personas esto solo genera un desequilibrio en sus vidas. No solo deben madrugar para conocer los sitios, también dejar parte de su tiempo en las colas de combustible.
El comerciante Héctor Rojas explicó que llegó a la bomba de Las Lomas, en San Cristóbal, cerca de las seis de la mañana. Allí permaneció por más de cuatro horas bajo un inclemente sol que no perdonó a ningún usuario, mientras rogaban a Dios que no se fuera la electricidad para no perder el viaje.
Es caótico lo que una vez más tenemos que vivir quienes estamos en la frontera, pues cada día las colas son más largas, y todo se pone peor. El hecho de venir a la bomba significa para mí perder toda una mañana de trabajo”, expresó.
Para Rojas, quien trabaja contrarreloj, es necesario que las estaciones de servicio tengan una planta eléctrica, pues esto garantizará que los conductores puedan abastecerse. Pero no muchas cuentan con este aparato que supera los 800 dólares.
El riesgo de hacer cola es que no se pueda echar debido a los cortes de luz que por lo general son más de tres horas. Si llega la hora de cierre de la bomba nos quedamos sin poder surtir, y por lo tanto debemos esperar a qué vuelva a salir el terminal de la placa”, comentó.
Para el comerciante una salida a la crisis es la compra en el mercado negro, donde un litro cuesta un dólar o 5000 pesos colombianos, pero no todos pueden acceder a ella, pues pagarían el doble de lo que cuesta en la bomba.
El mototaxista Jhonatan Useche indicó que este gremio es uno de los más afectados por la escasez, debido a que solo una bomba cada semana es activada para surtir, lo que lo afecta para poder trabajar.
“A mí me toca madrugar y calarme la cola. No puedo estar pagando al costo de los revendedores, me sale más caro. Tampoco me animo a comprar la colombiana pues ese tipo de combustible no rinde mucho”, señaló.
A la fecha la Mesa de Combustible, órgano dirigido por la alcaldesa del municipio Lobatera, Natalia Chacón, no ha ofrecido un pronunciamiento oficial sobre el porqué del desabastecimiento. Usuarios presumen que el retraso de la llegada de las gandolas es debido a las afectaciones por las lluvias.
Zona de montaña
Aristóbulo Moreno, quien reside en la población de Queniquea, en el municipio Sucre, denunció que la distribución se hace a través de una mesa técnica, la cual da prioridad a las motocicletas. Cuando deciden vender a los vehículos, solo eligen un terminal de placa.
“Aquí solo atienden motocicletas. Los bomberos se la pasan durmiendo porque a los carros casi no les echan. Esto nos obliga a comprarla revendida a más de 5000 pesos colombianos”, apuntó.
De acuerdo con Moreno en esta población los usuarios deben esperar hasta más de un mes para poder echar 40 o 60 litros.
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