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Construcción de canchas de pádel avanza sin permisos en áreas protegidas del Jardín Botánico de Naguanagua

El Tribunal Supremo de Justicia determinó que el área en la que actualmente se construyen unas canchas de pádel pertencen al Jardín Botánico de Naguanagua.

Valencia. Carabobo es la capital del pádel, así lo dice una revista turística que regalan en el Aeropuerto Arturo Michelena, pero este desarrollo deportivo al parecer se ha ejecutado a expensas del medio ambiente local.

El caso más reciente es el del Jardín Botánico de Naguanagua, donde pese a que la alcaldesa, Ana González, negó cualquier proyecto de transformación del espacio verde en un complejo recreacional con canchas de pádel, zona gourmet y parque, las obras han avanzado a punto en que la evidencia no admite desmentidos oficiales.

La historia no culminó ahí. En el extremo oeste del jardín, fuera de la cerca perimetral se iniciaron unas aplanaciones de terreno, poco después de que el conflicto se hiciera público. Semanas después, se descubrió eran tres canchas de pádel.

El nuevo centro de juego se ubica en un reducto de tierra situado entre el río Cabriales y la avenida Salvador Feo La Cruz

Los terrenos son propiedad del Jardín Botánico y un mapa en manos del ambientalista José Manuel Hurtado así lo explicaron a Crónica Uno.

Viejo conflicto

El aislamiento de esa porción de terreno se debió a los trabajos de ampliación y desvío de la avenida Salvador Feo La Cruz en 1999. En ese entonces, le fueron arrebatadas cinco hectáreas más de terreno. Actualmente, expertos sospechan que, al estar fuera de la cerca perimetral, la municipalidad encontró la excusa perfecta para trasladar las obras.

Todo este frenesí deportivo, adelantado sin consulta ciudadana previa, ha causado serios problemas al ya golpeado medioambiente carabobeño. El Plan de la Patria también queda en entredicho, sobre todo en su numeral cinco que textualmente plantea: “Contribuir con la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana. El eje central de lectura del plan se asume con la resolución de la contradicción económica”.

El solo movimiento de tierras en la zona incumple normas como la Ley de Aguas de 2007, queen el artículo 3 establece los límites para proteger los ríos. “Todas las áreas comprendidas dentro de una franja de 80 metros, a ambos márgenes de los ríos no navegables o intermitentes, y 100 metros, a ambos márgenes de los ríos navegables, quedan a salvo”:

El artículo 54 determina los objetivos de las zonas protectoras de cuerpos de agua. El apartado destaca la protección de áreas sensibles, de las cuales depende la permanencia y calidad del recurso y la flora y fauna silvestre asociada. Las zonas protectoras se determinan por una circunferencia de 300 metros de radio en proyección horizontal con el centro en la naciente del cuerpo de agua.

Cabe destacar que existe esa protección legal, porque en los últimos 15 años en la avenida Salvador Feo La Cruz han aumentado las inundaciones, lo que ha afectado historicámente el área en donde en la actualidad se construyen las canchas de pádel.

Más terreno perdido

A los incumplimientos de las leyes se suma que la construcción de las canchas perjudica la subsistencia de los árboles de bambú. Esta especie ayuda, ubicada en esa zona estratégicamente, ayuda a contener las inundaciones que han afectado la zona en los últimos 15 años.

También se violó la Ley de Ambiente, artículo 6. En ese apartado se estipula que a los municipios les corresponde usar 50 % o más de su capital social para programar y ejecutar actividades acorde al Plan Nacional de Conservación, Defensa y Mejoramiento del Ambiente.

Este plan exige que la ordenación del territorio nacional debe darse para el mejor uso de los espacios, según sus capacidades, condiciones específicas y limitaciones ecológicas.

Todo estos desacatos han ocurrido sin que, hasta la fecha, hayan actuado ni la Oficina Nacional del Ambiente ni el Consejo Nacional del Ambiente. Tampoco han cumplido sus funciones el Instituto Municipal de Ambiente, la Procuraduría del Ambiente y la Fundación Jardín Botánico ni el Herbario de Naguanagua. Por ley, estas instituciones deberían proteger y denunciar irregularidades.

Según datos dados por la bióloga Esmeralda Mujica para este trabajo, el Jardín Botánico ha perdido más de 50 % de su territorio original por lo que califica como “mal llamado progreso”.

Instituciones perdidas

Se desconoce si todos estos organismos están en funcionamiento, de no estarlo la ley afirma que las labores serán asumidas por instituciones con funciones más parecidas. Es decir, el Instituto Municipal de Ambiente, la Alcaldía de Naguanagua, el Concejo Municipal y el Ministerio de Ecosocialismo.

La Ley de Ambiente tiene como objetivo principal proteger y preservar el medio ambiente y sus recursos naturales. No obstante, para lograr este propósito, es necesario que se tenga conciencia de los daños que se pueden causar. Es por eso que la ley enumera una serie de actividades que están prohibidas por su impacto negativo en el medio ambiente.

En primer lugar, se destaca el punto 1, que menciona las acciones que contaminan o dañan directa o indirectamente el aire, el agua, los fondos marinos, el suelo y el subsuelo. Estas actividades no solo afectan a la flora y la fauna, sino que también tienen un impacto en la salud de las personas.

Otro punto importante es el número 2, que se refiere a las alteraciones nocivas de la topografía. Esto incluye la modificación de la superficie terrestre de forma perjudicial, lo que puede tener consecuencias graves para el entorno natural. En el apartado número 8, se hace referencia a las acciones que deterioran el paisaje. Esto incluye la degradación visual del entorno natural, lo que puede afectar negativamente a la biodiversidad y la calidad del aire.

Además, el punto 13 menciona cualquier otra actividad capaz de alterar los ecosistemas naturales y afectar negativamente la salud y el bienestar del ser humano. De ahí la importancia de tomar medidas para proteger y preservar el medio ambiente.

La “alharaca”

Para el presidente del Concejo Municipal, Gerardo Ramírez, todas las alertas sobre el daño al Jardín Botánico de Naguanagua son una “alharaca política”. Recientemente, Ramírez negó que el terreno fuese propiedad del Jardín Botánico.

No es una zona verde protegida, porque ya ahí funcionaba un estacionamiento. Nadie debería oponerse al desarrollo del municipio, dijo.

A propósito de progreso, para organizaciones civiles y ciudadanos, la pregunta sin respuesta es qué le aporta al municipio unas canchas de pádel, cuando no muy lejos del lugar hay calles sin asfaltar y semáforos en mal estado.

Desde 1999 José Manuel Hurtado introdujo una demanda en el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) para aclarar cuáles eran los límetes del parque. 14 años después, el TSJ determinó que los espacios ahora disputados pertenecen al Jardín Botánico de Naguanagua. El asunto parece estar en un limbo, a pesar de la sentencia, el proyecto avanza para la que no se consultó a la comunidad y sin evidencias sobre los permisos que debió conceder el Ministerio de Ecosocialismo. 

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