Después de 20 años, se estrenó en Venezuela una película del cineasta japonés Hayao Miyazaki. Una obra exigente sobre enfrentar la vida.
Caracas. A Mahito se le murió la mamá. Tiene apenas 12 años de edad, emprende una vida con esa ausencia tan fundamental. Su padre lo lleva a otra ciudad, donde tiene que acostumbrarse a nuevos rostros, a una rutina distinta entre los recuerdos de un incendio que se llevó a quien tanto amaba.
El primer día en la nueva casa, sus pasos son lentos. Va reconociendo el ambiente mientras lleva la pesadumbre de un vacío muy afilado para su poco tiempo en este mundo. Su padre hace lo mejor que puede para mantenerse cerca, a la vez que se ocupa del trabajo para mantener todo estable.
El niño y la garza es la más reciente película de Hayao Miyazaki, una obra con un éxito claro en la temporada de premios. Ganadora del Oscar como Mejor película de animación, así como también triunfadora en los Globos de Oro y Bafta. Además, primera película del autor japonés en estrenarse en la cartelera venezolana en 20 años. La anterior fue El viaje de Chihiro, que se proyectó en las pantallas locales en 2003.
Es una obra que muchos calificarán como onírica, con una trama en la que convergen distintos impulsos alrededor del personaje.
Verla con otra perspectiva
Cuando Mahito llega a casa, se le aparece una garza que le dice que su mamá sigue viva, y para encontrarla, tiene que aventurarse a entrar a una torre abandonada. Adentro, será el viajero en un mundo que parece miles, repleto de seres inimaginables que serán de ayuda o de adversidad.
Es una obra animada que dista mucho de la convención de historias del trazo y del color. El niño y la garza evoca calificativos como abstracto o surrealista. En épocas de lo inmediato y procesado, el largometraje exige apaciguamiento frente la pantalla, la disposición para adentrarse a una mente que deja ver un recorrido de vida.
Mahito en esa torre se enfrenta a sus miedos, desarrolla una determinación que solo puede dar la certeza de seguir la esperanza. El espectador se preguntará qué le quieren decir, hacía dónde va esto.
Pero al final no hay una respuesta única. Cada quien elaborará su conclusión a partir de un joven que conoce el dolor. Un joven que en la añoranza atraviesa un mundo desconocido, en el que conocerá personas que le darán la mano, mientras otras criaturas buscarán quitársela.
Nota que encima de todo hay alguien que desea que siga un camino trazado, que tome el lugar de quien se siente cansado. Al final, Mahito deberá tomar decisiones.
En medio de la aparente complejidad, El niño y la garza no es más que una historia de descubrimiento de vida, de ilusiones y decepciones, tristezas y toma de decisiones claves para configurar el ser.
Todo presentado como un sueño, como uno que a la mañana siguiente deja inquieto a quien rememora. Imágenes expuestas como un cuadro en movimiento de dos horas, con una caracterización de personajes que vincula directamente con la reacción instantánea del espectador, miradas y gestos de quien sabe leer el sentimiento para inmortalizarlo en el dibujo.
En Venezuela
Desde El viaje de Chihiro en 2003 no se estrenaba en el país una película de Hayao Miyazaki. La trajo Súper Cines, una compañía conocida por sus salas en Carrizal, Maracay, Puerto Cabello, Barcelona y Valencia. Primera vez que exhiben un largometraje en el país en alianza con una distribuidora internacional.
En el gremio cinematográfico suele decirse que las condiciones impuestas para traer películas de Studio Ghibli, fundado por Miyazaki, no suelen ser las más rentables. Representantes de la distribución comentan que la negociación de películas como las del cineasta japonés son bajo condiciones muy difíciles de manejar en el mercado venezolano.
Por su parte, la gerente de mercadeo de Súper Cines, Yeisi Dos Santos, responde que el estreno se dio después de una búsqueda exhaustiva de distribuidores de contenido alternativo. Así dieron con la empresa mexicana Cine Canibal.
“Es cierto que manejan porcentajes más elevados que el resto de las distribuidoras, pero también sabemos que adquirimos un producto específico, que tiene un público fiel y que según nuestro estudio de mercado es un producto con mucho potencial”, dice la gerente sobre el largometraje, que en muchos países se estrenó a finales de 2023.
Inversión recuperada
Comenta que en redes vieron distintas peticiones para que trajeran El niño y la garza a Venezuela. “Logramos adaptar la propuesta en la medida en que ambas partes quedamos satisfechas con la negociación y así presentar una opción viable para el resto de los cines del país. Si pensáramos que no íbamos a recuperar la inversión, sería completamente inviable hacer el negocio. Por supuesto que sí, ha sido recuperada con muy buenos rendimientos”.
La película animada se estrenó en Venezuela el jueves 16 de mayo de 2024 en un total de 26 salas en su fin de semana debut. Hasta el 30 de mayo, se habían vendido 3500 entradas en las salas dispuestas para la película, lo que representa un aproximado de 10.000 dólares. Se le consultó a Yeisi Dos Santos cuánto fue la inversión, pero no dio información al respecto.
“La película tiene un público objetivo. La comunidad animé en Venezuela está muy presente actualmente. Son una comunidad fiel que disfruta juntarse para disfrutar obras como El niño y la garza”, acotó.
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