Al menos 1500 familias en la Urbanización Los Mangos de Maracaibo, no cuentan con el servicio de agua por tubería responsabilidad de Hidrolago desde hace 18 años. Los pozos artesanales se han convertido en su tabla de salvación pero el agua es salada, por lo que una familia promedio gasta entre 15 y 30 dólares a la semana para tener agua dulce que usan para cocinar. La comunidad denunció que hay manipulación en las válvulas de la hidrológica.
Maracaibo. Judith Urdaneta, contadora pública de 52 años de edad, no recuerda la última vez llegó agua con regularidad en su casa ubicada en la Urbanización Los Mangos, donde vive con su familia hace más de 25 años. Al igual que ella, aproximadamente 1500 familias del sector, dividido en cuatro etapas, están en condiciones similares.
Apenas una calle separa a la numerosa urbanización del sector Los Planazos, donde si llega el servicio una vez a la semana. Ante la irregularidad, los vecinos denunciaron que la manipulación de las válvulas es «un complot que tiene Hidrolago con los camiones cisternas», contó Alberto Briceño, un vecino de la zona.
Hace más de 18 años que las tuberías de Los Mangos están secas. Con la llegada de la pandemia, cuentan los vecinos, se agudizó la falta de combustible y los pocos camiones cisternas que tenían ruta en la zona dejaron de pasar. Hartos y secos, los habitantes comenzaron a buscar alternativas, hasta que finalmente decidieron cavar pozos artesanales en los patios de sus casas y así solventar el problema.
Un vecino de la comunidad, quien afirma se ha dedicado a la perforación de pozos, consiguió la primera vena de agua salobre (con alto contenido de sal), hoy hay 12 pozos activos en la urbanización.
La gente que pudo y puede pagar un pozo, comparte con otros vecinos porque la mayoría no tenemos para pagar 100 o 200 dólares para que hagan ese trabajo», dijo Alex Navarro, un vecino de la tercera etapa.
Una protesta por año
«Nos cansamos de protestar. Incluso, hace seis años llegamos a pagarle a Hidrolago para que nos cambiarán a una tubería madre donde sí baja agua, pero tampoco funcionó, por eso pensamos que nos cerraron la llave porque durante la campaña de gobernador de Omar Prieto mandaron agua por un mes y después que ganó, quedamos igualitos», dijo Judith Urdaneta.
Aunque el agua que reciben de los pozos es salobre, la misma es utilizada para el aseo personal y el de la casa. Sin embargo, están obligados a conseguir agua dulce. Judith confesó que compra hasta 10 botellones de agua a la semana, esa la usa para cocinar y tomar.
También compro una pipa a los camiones cisternas una vez a la semana a un dólar, pero si no pasa el camión gasto 25.00 bolívares semanalmente en los botellones y si lleno los tanques se me van 30 dólares fácil», dijo.
La salinidad ha ocasionado que las tuberías se deterioren, por lo que el remedio ha resultado peor que la enfermedad. Las familias han conectado sus pozos artesanales a las tuberías originales de las viviendas por lo que la corrosión ha hecho de las suyas.
Los pozos son totalmente rudimentarios. Una vez hecha la perforación instalan un tubo de plástico con siete metros de profundidad relleno de granzón, que hace las veces de sistema de filtrado, y extraen el agua con una bomba casera.
Judith fue tajante: «Esa no es la solución porque seguimos padeciendo. Tengo dos pipas, una en cada aire acondicionado para que recoja el agua que filtran porque hay que aprovechar todo», criticó.
Haciendo malabares
Elvira González tiene 40 años de edad, de ellos, 26 los lleva viviendo en Los Mangos. Recuerda que antes su comunidad era envidiable, con todos los servicios y sin falla alguna, pero con pesar reconoce que esos momentos han sido borrados por la realidad que les toca vivir.
A veces pienso que voy a botar un pulmón, yo no tengo pozo así que tengo que carretear desde la casa de mi vecina 22 botellones de 20 litros cada uno para poder llenar dos pipas (pipotes) que tengo. Levantar tanto peso me tiene enferma, a veces me prestan una carretilla», dijo la mujer.
Para Elvira, su situación es la misma de varias madres de familia del sector.
Yo estoy sola porque mi esposo se fue del país y lo poco que me envía, 40 dólares al mes aproximadamente, tengo que rendirlo entre darle de comer a mis tres hijos y comprar agua. Bregar por el efectivo es otro sacrificio porque los camiones solo quieren dólares o bolívares en efectivo, es duro, dijo.
Ella y sus hijos se bañan una vez al día y con el agua que desecha de lavar la ropa, lava los baños, limpia la casa y riega las matas.
Los vecinos de la Urbanización Los Mangos de la parroquia Idelfonso Vázquez, tienen puesta su esperanza en la nueva gestión del estado, esperan que los nuevos gobernantes miren con ojos de compasión a la comunidad y hagan lo propio.
«Le pedimos al alcalde y al gobernador que así como están recogiendo la basura nos pongan agua, porque ya no aguantamos. Han sido muchos los gobernantes pero ninguno ha hecho nada. Si es verdad que Manuel Rosales es la esperanza del Zulia, que lo demuestre con la Urbanización Los Mangos», dijo Ángel Bernal.
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