Ante las dificultades que tienen los parientes para acceder a medicamentos, algunos han optado por plantas medicinales para calmar los males de los reclusos en los centros de detención preventiva. Según el informe Jornadas Médicas de Una Ventana a la Libertad, entre abril y septiembre de 2021, se detectaron al menos 130 casos de tuberculosis entre las celdas de la PNB en Boleíta y el Cicpc en El Llanito.
Caracas. Una mujer conocida como “la Yerbatera” es la esperanza para algunos familiares que en ocasiones tienen dificultades para obtener el tratamiento de la tuberculosis y otras enfermedades. Sus guarapos, a base de plantas medicinales, son la alternativa que han encontrado los parientes para tratar a los reclusos en los centros de detención preventiva.
El informe Jornadas Médicas de Una Ventana a la Libertad cuenta que “la Yerbatera” ha sido una opción para los privados de libertad que tienen tuberculosis. Aunque en el Ministerio de Salud ofrecen el tratamiento para esta enfermedad, a veces a los familiares les cuesta obtenerlos.
“A estas bebidas les pongo malojillo, jengibre, limón y toronjil para ayudar a depurar los pulmones”, dijo la mujer, quien también es conocida como “la Catira”, a Una Ventana a la Libertad.
La investigación, llevada a cabo entre abril y septiembre de 2021, indicó que cuatro reclusos fallecieron por tuberculosis en los calabozos del Eje de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), en El Llanito. Mientras que en las celdas de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), en La Yaguara, murieron dos internos, el 10 de septiembre, por asfixia a causa del hacinamiento.
De los 26 centros de detención preventiva que monitoreó Una Ventana a la Libertad en Caracas, entre abril y septiembre, los calabozos que más casos de tuberculosis concentran son el de la PNB en Boleíta, donde hay más de 100 detenidos contagiados, y el Cicpc en El Llanito con 30 reclusos enfermos.
Familiares dijeron a Una Ventana a la Libertad que en los calabozos de la PNB en Boleíta se han llevado a cabo jornadas médicas y traslados periódicos al Centro de Diagnóstico Integral (CDI), en La California.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la tuberculosis es una enfermedad infecciosa, causada por una bacteria, que afecta los pulmones. Se transmite de una persona a otra, a través de gotas de saliva suspendidas en el aire o expulsadas por el enfermo activo.
“La Yerbatera” ofrece sus remedios naturales a cambio de trueque, recibe comida que usa para cocinarle a su hijo quien también está detenido. En un video de la organización, la mujer aseguró que otros familiares le han encargado guarapos de otros centros de detención.
“Me traen azúcar, café y a veces me traen una caja de cigarros. Eso me ayuda mucho y yo me siento bien ayudando”, dijo en una entrevista con el equipo de la organización.
En los 26 centros de detención preventiva que monitoreó Una Ventana a la Libertad en el Distrito Capital, hay capacidad para albergar a 974 detenidos y la población actual es de 2541 personas. Los calabozos deben albergar a los reclusos por un lapso de 48 horas, según la legislación venezolana.
La organización confirmó que en estos centros de Caracas no hay políticas públicas para descartar la tuberculosis, al igual que el virus de inmunodeficiencia adquirida (VIH).
Otras enfermedades que predominan en la población recluida en los calabozos son diabetes, hipertensión, VIH y cáncer. Sin embargo, las patologías que más se repiten son las infecciones respiratorias y de piel, así como problemas estomacales.
Situación en otros estados del país
Entre abril y septiembre de 2021, Una Ventana a la Libertad también monitoreó centros de detención preventiva en los estados Miranda, Nueva Esparta, Vargas y Zulia. En total fueron 119 calabozos a los que se le hizo seguimiento.
En ese período de tiempo fallecieron 37 detenidos por complicaciones de salud y 31 de ellos fueron por tuberculosis. Mientras que entre octubre de 2020 y abril de 2021, que fue la primera fase de las jornadas de salud de la organización, murieron 24 detenidos por tuberculosis, tres con VIH, tres con complicaciones respiratorias, uno con infección gastrointestinal y uno con un infarto.
Los 119 centros de detención preventiva, en los estados investigados, tienen capacidad para albergar a 3702 privados de libertad, pero hasta septiembre de 2021 la población era de 7974.
Desde que la organización hace seguimiento a los centros de detención preventiva, han determinado que muchos tienen problemas de acceso al agua potable. Los familiares deben llevarles alimentos, medicinas o agua potable.
Los parientes deben caminar largos trayectos por la crisis del efectivo o la gasolina, para llevarles agua y comida a sus seres queridos detenidos. Algunas madres, esposas, hermanas o abuelas viven muy lejos de la zona donde queda el calabozo y no pueden ir frecuentemente a asistirlos con lo que necesitan para subsistir.
De acuerdo con las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos (reglas Mandela), es responsabilidad del Estado prestar servicios médicos a los reos.
La regla número 24 indica que “los detenidos gozarán de los mismos estándares de atención sanitaria que estén disponibles en la comunidad exterior y tendrán acceso gratuito a los servicios de salud sin discriminación”.
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