Alrededor de 10 familias viven en condición de riesgo por el deslizamiento de las bases de sus viviendas. Pese a remitir más de nueve informes de los Bomberos de Cumaná que confirman que el desalojo es la principal recomendación, son ignorados por las autoridades.
Cumaná. La raíz de un árbol, una columna y, probablemente, la misericordia divina sostienen la parte trasera de la casa de Julio Amundarain, ubicada en la calle Urica, en pleno cerro Quetepe del centro histórico de Cumaná.
“Julito”, como se le conoce en la ciudad, es dirigente político, social y cultural y vive en el cerro Quetepe desde hace más de 20 años, junto con su esposa y sus dos hijos adolescentes. Ese es prácticamente el tiempo que tiene la comunidad solicitando a los gobernantes de turno, la construcción de un muro de contención.
Amundarain refirió que aunque su vivienda es la más afectada, son más de nueve familias las que se encuentran en situación de riesgo.
Reconoce que las condiciones del terreno, las características sísmicas de la ciudad, las constantes lluvias que han socavado el cerro y la actuación humana han contribuido al deterioro de las bases de las viviendas.
En Cumaná los terrenos son licuosos además, como todos sabemos, siempre tiembla. Esa inestabilidad debilita las estructuras y sus cimientos, sobre todo, en las casas ubicadas en la calle Urica porque sus fondos o patios son los que pegaban al muro de contención. Los vecinos adecuaron sus patios, pero le quitaron la estabilidad a los paredones y se vinieron abajo”, dijo Amundarain.
Aseguró que no se cansará de hacer el llamado a las instancias de Gobierno municipal, regional y nacional para evitar que de un momento a otro pueda ocurrir una tragedia en el cerro Quetepe.
El histórico de informes levantados es grande, cuentan con nueve informes del cuerpo de Bomberos de Cumaná y uno del Colegio de Ingenieros del estado Sucre. La comunidad organizada ha solicitado el levantamiento de un nuevo informe técnico a los bomberos, para actualizar las condiciones de la situación. Sin embargo, la recomendación de desalojo es inminente.
Nos dicen que hay que desalojar, pero ¿para dónde nos vamos? Somos muchas familias desasistidas porque han ignorado nuestra solicitud de que construyan un muro de contención”, enfatizó.
En su opinión, salir de la vivienda solo sería posible si el Gobierno les asigna otra casa en el mismo sector.
“Nuestro objetivo es que se construya el muro porque, de lo contrario, se produciría un efecto dominó y se perdería el cerro Quetepe, que a fin de cuentas es la esencia donde nació Cumaná. Estamos en pleno centro histórico de la ciudad, nuestra mayor preocupación es perder nuestras casas”, añadió.
Recursos esfumados
El dirigente advierte que en 2015 hubo “una luz” en el camino. Con motivo de la celebración de los 500 años de fundación de Cumaná, durante la gestión del entonces gobernador, Luis Acuña, fueron aprobados los recursos destinados al consejo comunal San Francisco I, a través del Consejo Federal de Gobierno (CFG).
“El dinero aprobado fue por el orden de los 4,8 millones de bolívares y llegó. Para aquel entonces era plata suficiente para construir las pantallas del muro, pero el consejo comunal, de ese momento, desapareció el dinero y solo se hizo una columna que sostiene la casa de mayor riesgo, que es la mía”, dijo.
Al consultarle sobre la posibilidad de que los gobernantes actuales tomen parte en la solución del problema, sostuvo que han ignorado la solicitud realizada a través de la Corporación de Servicios Públicos (Servisucre), mientras que desde el Ayuntamiento, se mostró interés cuando se construyó el bulevar de la iglesia Santa Inés.
El alcalde del municipio Sucre, Luis Sifontes, salió con que esta era una obra de envergadura que él no podría asumir. Esperamos que el Gobierno nacional vuelque su mirada a nuestro caso, porque las autoridades locales han ignorado nuestro llamado”, señaló Amundarain.
Un privilegio sin agua
Vivir en el centro histórico de Cumaná pareciera ser un privilegio que los vecinos, con sentido de pertenencia, valoran muchísimo. Sin embargo, no dejan de padecer las deficiencias en los servicios públicos y diariamente deben cargar agua desde la plaza Ribero para abastecerse.
Los residentes del cerro Quetepe tienen el privilegio de abastecerse por tuberías durante dos horas cada noche debido a la falta de presión que tiene el servicio, mientras que quienes habitan sectores como Miramar, Antillano y Mundo Nuevo, solo reciben agua los lunes y domingos.
“Cada día vivimos en ese desasosiego de cargar agua, algo que te deteriora mental y físicamente” dijeron.
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