Los Jóvenes Activistas de derechos humanos buscar resignificar el concepto que se tiene de los niños, niñas y adolescentes, quienes son ciudadanos con derecho a ser tomados en cuenta en decisiones que les afecten a sí mismos y su entorno.
Caracas. “Para alzar la voz por los que ya no pueden”. Con ese concepto, un grupo de jóvenes de entre 16 y 18 años decidieron formar parte de un proyecto creado por Óscar Misle y Fernando Pereira, fundadores de los Centros Comunitarios de Aprendizaje (Cecodap).
Los Jóvenes Activistas, como se llama la iniciativa, le permite a quienes participaban desde su adolescencia en distintas actividades de la organización, participar en el activismo de los derechos de la niñez y la adolescencia.
“Cuando cumplí 18 años me pregunté: ¿Y ahora qué hago, porque Cecodap es para adolescentes y ya yo no lo era”, cuenta Alexa, una de las participantes. Por eso, apenas la llamaron, no dudó en aceptar.
Fernando Pereira, cofundador de Cecodap y docente, explica que los ocho integrantes del proyecto, quienes tienen hasta 10 años en la organización, pudieran retribuir lo aprendido.

“Hay temas que van a tener más llegada cuando quien los presenta es un par, o generacionalmente es más cercano y va a entender mejor las problemáticas que van a vivir los chicos en un entorno determinado, o van a tener más confianza para plantear las preocupaciones o pensamientos sobre un tema”.
En su mayoría, los participantes fueron víctimas de bullying o acoso escolar, un maltrato que puede ser verbal o físico. Esto les ha permitido acercarse a estudiantes de planteles de Caracas durante charlas llevadas a cabo en instituciones escolares.
A propósito del Día del Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que se conmemora cada 10 de diciembre, los jóvenes de Cecodap recalcan la importancia de ser escuchados, un factor que es un derecho que su entorno debe garantizar.
Las experiencias
Tras una charla dirigida a docentes y estudiantes scouts del Instituto Pedagógico de Caracas, Alexa recuerda que una madre se le acercó llorando. La madre lloraba porque su hija de siete años, quien sufría de bullying y TDAH, se sintió identificada con el relato de Alexa.
“Una mamá se puso a llorar frente a mí, porque me dijo que era la primera vez que su hija decía que quería ser como alguien”, dice.
Alexa (20 años), Camila (18), Ana Karina (18), Alejandra (17), Amanda (16), Anabella (17), Andrea (18) y Juan (17) sostienen que durante las charlas en las escuelas, la receptividad de los alumnos es gratificante.
“Les decimos que la actividad es horizontal, por lo que todos somos iguales y estamos a la par. Cuando sienten que están en un espacio donde pueden hablar, sin sentirse juzgados y con quienes sí los van a entender, sale maravilloso”, agrega Alexa.
Consideran que el éxito también radica en la empatía durante las charlas y el compartir con los oyentes los distintos problemas más comunes a sus edades.
Más que un escrito
Una de las críticas de los jóvenes es que las escuelas deberían tener en su pénsum una formación completa en materia de derechos. Dicha formación debe empezar desde las primeras etapas del sistema educativo, para que cada estudiante entienda realmente de qué trata cada derecho.
En cambio, el tema solo se toca «por encima» en algunas cátedras. Es decir, sin interés de que el estudiante entienda, más allá de aprender conceptos y tener una calificación.
Insisten en que el Estado juega un papel fundamental en que se cumpla la tarea de llevar a cabo propagandas que ayuden a redefinir a la niñez y garantizar sus derechos.

Por esa razón, en julio de 2024 los jóvenes presentaron una serie de propuestas para fortalecer la educación, salud y participación de los niños, niñas y adolescentes en temas que los afectan directamente en el país.
«Es vital que el sujeto de derecho sea tratado como un ser pensante, igual que cualquier otro», subrayan los jóvenes, quienes concuerdan en que en ocasiones, los adultos minimizan sus opiniones y no los toman en cuenta.
La formación
Los jóvenes activistas estudiaron distintos módulos en donde predominan temas asociados a la doctrina de los Derechos Humanos (DD. HH.), además de su preparación en Cecodap.
Pereira especificó que el proceso fue junto con los abogados de Cecodap, del Centro de DD. HH. de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), en protección integral, enfoque de derechos del niño, así como encuentros formativos y ejercicios prácticos.
Acotó que tuvieron la oportunidad de desarrollar diferentes derechos como la participación, el enfoque de género y estar protegidos de todas las formas de violencia. También aprendieron estrategias para la incidencia pública, comunicación para defensores, protección y salvaguarda, y protección en entornos que puedan amenazarlos a ellos o sus compañeros.

Los activistas comentaron que todos tienen rumbos diferentes, pero un propósito en común que los une: Resignificar a la niñez.
“Si no somos nosotros los que llegamos a la meta, por lo menos pavimentamos un camino para que otros lo hagan”, expresan.
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