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Pedagógico de Caracas busca alternativas para mejorar su infraestructura ante recortes presupuestarios

Pedagógico de Caracas

El Instituto Pedagógico de Caracas, núcleo de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) en El Paraíso, ha logrado recuperar parte de sus instalaciones gracias a convenios con la empresa privada que han permitido remodelar canchas y gimnasios, además de dotar de insumos y herramientas a los guardias de seguridad del campus.

Caracas. A pesar de tener más de 20 años sin recibir fondos por parte del Estado para invertir en infraestructura, el Instituto Pedagógico de Caracas (IPC), ubicado en El Paraíso, ha encontrado apoyo en la empresa privada para devolver la vida a sus espacios y seguir siendo una referencia tanto en educación como en deporte.

El IPC tampoco se ha salvado del abandono del Estado. En los últimos años ha sido víctima de robos y recortes presupuestarios, lo que los ha obligado a buscar alternativas que permitan al recinto universitario mantenerse en pie. En una oportunidad, un grupo de antisociales irrumpió en los edificios del campus y robaron 150 computadoras de escritorio y las impresoras. Desde entonces, la institución no ha sido capaz de reponer esa pérdida.

Decano Juan Acosta Bool. Foto: Luis Morillo

El decano Juan Acosta Bool manifestó que, en los últimos cinco años, la deserción docente ha subido hasta un 40 %, esto impulsado principalmente por los bajos salarios, que en el caso de un docente de pregrado es de menos de 30 dólares al mes.

Las cifras de deserción estudiantil tampoco son alentadoras. Hace cinco años la UPEL contaba con una matrícula de 140.000 estudiantes, incluidas todas sus sedes e institutos. En la actualidad, no llegan a 65.000, lo que ubica la deserción en alrededor del 50 %.

En el pasado, los estudiantes empezaban a trabajar a partir del segundo o tercer trimestre porque el mercado laboral los absorbía, pero con la crisis se vieron obligados a dejar sus estudios porque tienen que llevar comida a su casa. Al final se van para poder comer, eso es lo más importante, relató el decano.

Las instalaciones del IPC no están en sus mejores condiciones. Sin embargo, la gestión de la universidad ha permitido que la infraestructura se vaya recuperando poco a poco. El decano Acosta afirmó a Crónica.Uno que actualmente hay 12 inversionistas de la empresa privada que están enfocados en la recuperación de los espacios deportivos.

Foto: Luis Morillo

Uno de los casos de recuperación más destacable es el del gimnasio Manuel Gallegos Carratú. Contó el decano que el complejo deportivo estuvo más de 10 años sin funcionar y con un profundo nivel de deterioro.

Cuando llovía se filtraba toda el agua, el tablero de la cancha de baloncesto se levantó, las gradas estaban destruidas, la bomba de agua no servía. Todo eso se resolvió gracias a un convenio con la Fundación Spartans, describió el decano.

Spartans es un equipo de baloncesto que hace vida en el torneo local venezolano. El año pasado se coronaron campeones de la primera edición de la Superliga y, a través de un acuerdo con la universidad, la fundación del equipo invirtió 34.000 dólares para recuperar el espacio.

Así, la universidad pudo reabrir su escuela de baloncesto para niños y adolescentes, que funcionaba de manera gratuita, al mismo tiempo que el equipo profesional utilizaba las instalaciones del gimnasio para entrenar.

Algo similar está sucediendo con la cancha de fútbol y un convenio entre el equipo de tercera división Real Caracas Sport Club, quienes se comprometieron a trabajar por la recuperación del engramado.

Pedagógico de Caracas
Foto: Luis Morillo
Más abandono, más gestión

A pesar de tener 20 años sin recibir fondos para invertir en infraestructura, la UPEL también ha sufrido otro tipo de recortes en su presupuesto. Desde hace unos cuatro años el Estado dejó de enviar fondos para pagar la empresa de vigilancia que resguardaba las instalaciones y también dejó de enviar recursos para que funcionara el comedor.

Esto obligó a la universidad a contratar su propio personal de seguridad, aunque, al no tener fondos, no había uniformes, ni recursos para pagarles un sueldo representativo. Sin embargo, los inversionistas de la empresa privada han hecho una contribución importante para dotar al personal de seguridad con radios e, incluso, con bonificaciones en divisas para mantenerlos trabajando.

Además de los convenios con empresas privadas, la UPEL lanzó un programa de diplomados con el que también han podido reunir fondos para atender cosas puntuales de la infraestructura. Una de esas, mencionó el decano Acosta, ha sido todo lo relacionado con el servicio de agua potable.

A diferencia de las carreras de pregrado, estos diplomados sí deben ser pagados por el estudiante, lo que le permite a la universidad disponer de su propio dinero.

Foto: Luis Morillo

Por otro lado, a pesar de la gestión que ha llevado a cabo la UPEL, sigue siendo indispensable que el Estado asuma su papel como garante de derechos ante el abandono de la institución y la situación que se vive hoy en día. La universidad sigue sin poder abastecer sus laboratorios, tiene cientos de pupitres dañados y muchas de las rejas que resguardan las instalaciones están oxidadas y sin pintar.

Además de eso, el decano Acosta indicó que a pocas semanas de empezar clases, solo el 10 % de los profesores han sido vacunados contra la COVID-19, y aseguró que bajo estas condiciones no se va a retomar la presencialidad por el riesgo que representa.

Pedagógico de Caracas
Foto: Luis Morillo

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