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Solo un “milagro” salva a pacientes del maltrato y la falta de insumos en el hospital de Los Magallanes de Catia

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Diagnosticada con un coma diabético, Daisy, de 23 años, fue trasladada por sus familiares a una unidad de cuidados intensivos en otro hospital después de cuatro días en precarias condiciones en el hospital de Los Magallanes de Catia, que carecía de ese y otros servicios esenciales.

Caracas. Pasaron cuatro días desde que la madre de Daisy recibió la noticia de que su hija necesitaba ser trasladada urgentemente a unidad de cuidados intensivos disponible, algo que el hospital Los Magallanes de Catia no podía ofrecer.

Daisy, de 23 años  de edad, llegó a la Emergencia de ese hospital del oeste de la ciudad el viernes, 7 de junio, con fuerte dolor de cabeza, vómitos, mareos, escalofríos y palidez.

A pesar de estos signos de alarma, los especialistas la enviaron a casa con recetas para analgésicos y una orden para unos exámenes que debía realizarse al día siguiente.

Sin embargo, al cruzar la puerta del hospital Daisy convulsionó, lo que obligó a sus familiares a regresar de inmediato a la sala de urgencias.

Su mamá la sentó en una silla. Mientras los médicos caminaban alrededor del lugar sin atenderla. Las convulsiones se repitieron hasta cinco veces más y la joven perdió el conocimiento. 

Cuando lograron examinarla detectaron que tenía la tensión y la glucosa muy alta. Durante el chequeo médico la joven volvió a convulsionar y perdió el control de esfínteres. 

Tiene un coma diabético, diagnosticó el médico, pero no podían confirmar el cuadro porque el hospital carecía de los reactivos necesarios para hacer los exámenes. Entonces, le pidieron a la madre de Daisy que comprara una lista de insumos y medicamentos para poder iniciar el tratamiento.

Foto: cortesía de familiares de Daisy.

La lista de suministros médicos incluía cinco soluciones 0.90, insulina, inyectadoras, catéteres intravenosos, macrogotero, adhesivo, dexametasona y un kit especial para agarrar una vía central. 

Compra todas estas cosas. Cuando lo tengas me avisas para pedirle a la enfermera que le ponga el tratamiento y agarrarle la vía central. Además, compra una sonda para ponerla, dijo el médico.

Sus familiares compraron los insumos y medicamentos y la llevaron a un laboratorio privado donde le realizaron los exámenes. Una vez recibidos los resultados los estudios, el médico puedo confirmar el diagnóstico, que no varió.

Condiciones del hospital 

Según el informe anual de 2023 realizado por la Encuesta Nacional de Hospitales (ENH), la escasez de insumos fue de 46,2 % en las emergencias hospitalarias del país.

Estas carencias, incluido el deterioro de la infraestructura, se reflejan en la sala de observación donde se encontraba Daisy: un calor sofocante, sin aire acondicionado, olores nauseabundos y moscas posándose sobre los pacientes.

Daisy se encontraba en una de las siete camas disponibles en la sala, mientras las moscas posaban encima de su cuerpo y sus familiares intentaban espantarlas con sus manos, resignados a la precariedad. 

Este hospital no está en condiciones para seguir funcionando. Aquí todo huele feo ¿Cómo pueden trabajar así?, expresó el familiar con voz de indignación. 

Resultado de la escasez de agua y la falta de personal, los baños tienen las papeleras en el piso, las pocetas llenas de heces y orina en el piso, totalmente inutilizables. Pero las personas no tenían opción de elegir, tampoco de quejarse. 

Falta de atención 

El día viernes los médicos lograron bajar la glucosa a 300, cuando el nivel normal es por debajo de 100. El cambio de guardia del sábado, 8 de junio, trajo consigo un empeoramiento en la atención a Daisy. 

Ese día transcurrían las horas y no le pasaban tratamiento con la frecuencia que necesitaba. La joven permaneció inconsciente, mientras su glucosa subió nuevamente hasta 600 y su respiración se agravaba. Entonces, volvió a convulsionar.

Diagnóstico de Daisy. Foto: cortesía de familiares

Los médicos reconocieron que su estado era crítico y que necesitaba una unidad de cuidados intensivos, pero el hospital no contaba con este servicio, situación que se repite en 22 % de los centros reportados en la ENH.

El diagnóstico de la paciente es crítico. Ella necesita unidad de cuidados intensivos, pero nosotros aquí no tenemos y es necesario que ustedes canalicen el traslado, indicó la médico que quedó a cargo.

Sus familiares empezaron a buscar opciones y una de ellas fue el hospital Pérez Carreño. Ahora necesitaban una referencia de traslado desde el hospital Los Magallanes. La mamá solicitó el papel, pero la doctora dijo que no hacían ese trámite

Pasaron dos horas desde que se hizo la petición para concretar el urgente traslado y la familia seguía sin respuesta. De acuerdo con los médicos, para autorizar el procedimiento solo esperaban por la respuesta del director, quien estaba en una operación.

Nosotras no tenemos culpa. Aquí trabajamos con las uñas y en el cuarto donde dormimos hay hasta chipos, respondió la médico ante la angustia de los familiares. 

Las horas pasaron y los familiares de Daisy no obtenían respuestas sobre su traslado. La única certeza que tenían era que la situación de la joven era de pronóstico reservado, evidenciado en las crisis constantes que sufría .

Daisy continuó bajo las mismas condiciones durante los siguientes días. Y sus familiares solamente escuchaban la frase un milagro es lo que puede salvarla, de parte de quienes debían ayudarla a recobrar su salud. 

Día del traslado 

Luego de cuatro días  Daisy fue recibida en el hospital de El Llanito por un grupo de médicos que la internaron en una habitación, sus familiares lograron concretar el traslado por la ayuda de un contacto en ese centro de salud.

No obstante, tuvieron que pagar la tarifa de una ambulancia privada, porque ninguno de los dos hospitales tenían ambulancias para trasladarla. 

El gasto de la ambulancia fue 150 dólares. Los médicos del hospital solo nos dijeron que nos la llevábamos bajo nuestra responsabilidad, dijo la mamá de la joven. 

Su historia muestra la crisis que atraviesa el sistema de salud venezolano, con escasez de insumos, falta de personal capacitado y sin servicios esenciales, como las unidades de cuidados intensivos, denunciaron sus familiares. Mientras, Daisy aguarda por ese “milagro” que la ayude a salir del coma.

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