La película inspirada en la vida del cantante venezolano lleva un mes en cartelera. Buscó mostrar tanto que resulta ser una obra diluida por sus pretensiones 

Caracas. El problema de muchas películas biográficas es el afán por mostrar todo aspecto de la vida del protagonista, cada momento considerado determinante, desde la niñez hasta su muerte. Un deseo desbordado que no permite discernir etapas o hechos clave que permitan una trama que afiance la obra dramática. 

Este año llegó a la cartelera venezolana Bob Marley: One Love, una película sobre el cantante de reggae que con sus bemoles, concentró la atención del espectador en una época determinante del artista: la grabación del disco Exodus. Había reminiscencias a ciertos pasajes de su niñez y juventud, pero el peso de la historia estaba en todo lo ocurrido después del atentado contra el compositor y su estancia en Londres.

Hace pocas semanas se estrenó Alí Primera, la película inspirada en la vida del cantautor venezolano. Dirigida por Daniel Yegres, el largometraje venezolano cae en la tentación de dejar lo menos posible por fuera de la obra, un objetivo que genera como resultado una seguidilla de escenas sin profundizar, una cadena de hechos superficiales que apenas ubican al espectador en el contexto, pero sin mayor chance al fortalecimiento del vínculo del protagonista con su entorno. 

Alí Primera
Alí Primera es realizada por uno de los directores de Tarkari de chivo

Muy poco que destacar

La única fortaleza de Alí Primera es su fotografía y su dirección de arte, pero el cine no es un museo para contemplar solo imágenes y puestas en escena, sino la intensidad de cada elemento en función de una historia de viaje de un protagonista. Y ese periplo en esta producción no se cumple.

De hecho, hay un acto en el que pareciera que el protagonista comparte sus funciones con uno de sus amigos, pero a la vez, este personaje, en teoría secundario, tampoco aporta nada al avance del cantautor. 

Esa inutilidad de los secundarios es una constante en la película. Salvo el papel interpretado por Pedro Durán, quien se convierte en un maestro de vida en la etapa juvenil de Alí Primera, los personajes secundarios no son trabajados de una manera que sumen.

El que mucho abarca…

Ocurre precisamente por ese desespero por abarcar todo de la vida del cantautor. No hay oportunidad de fortalecer lazos. Y es que ni la madre tiene un peso determinante. Si bien figura en el primer acto es medianamente categórica, luego es desaparecida por un buen tiempo para convertirla en un simple accesorio por cumplir un protocolo de existencia. 

También hay que destacar el trabajo de Víctor Manuel Amaya, quien interpreta a un joven Alí Primera. Sobresale en el personaje.

Alí Primera
El largometraje ha ofrecido incentivos como mitad de precio de lunes a miércoles

Hay escenas que no se entienden en su razón ni en su peso para la trama. Y los personajes adversarios los presentan de una manera caricaturesca, con un estereotipo ramplón que busca la ridiculización. No hay cabida para disentir en Alí Primera, ni para un enfrentamiento ideológico entre partes que genere tensión en la historia.

Hasta el lunes 25 de noviembre, la producción había congregado en salas a 15.488 espectadores desde su estreno el 31 de octubre. Ese día, la familia del artista publicó en redes un comunicado en el que exponían sus diferencias con el resultado. 

La observación va hacia el tratamiento de la trama, pues la película está totalmente desapegada de cualquier principio básico de las maneras de contar, de fortalecer el conflicto y amalgamar sus elementos. Además, hay constantes saltos en el tiempo que impiden aclimatarse a las etapas. 

Apartado técnico lo mejor, pero con deficiencias

Si bien el apartado técnico es bueno, hay una recreación digital del Nuevo Circo de Caracas que no genera la grandiosidad buscada. De hecho, ese ímpetu hollywoodense resulta hasta contraproducente con el discurso que desde hace años busca reivindicar la recuperación de espacios históricos de Caracas.

Se entiende que pudo haber sido para facilitar labores de producción y disminuir costos, pero la magia del cine está en encontrar las maneras. Y seguramente la popularidad del cantautor hubiera generado entusiasmo para contribuir a la causa. Un reel de Rafa y Chinín en el lugar evoca más solemnidad que la imagen abrillantada del largometraje. 

Alí Primera
Alí Primera cuenta en el elenco con algunos familiares del cantautor

La obra es clara en su crítica a la preponderancia del petróleo en el país. Como en Casas muertas, hay toda una reflexión -ya manida- sobre el efecto social de su explotación, la diatriba entre campo y ciudad, así como el cuestionamiento a la participación de las petroleras estadounidenses antes de la nacionalización de los setenta. 

Problema de prioridades

Sin embargo, Alí Primera es un largometraje producido por Humana Cine con el apoyo de la Gran Misión Viva Venezuela. Esta última una de las iniciativas de un Estado en el que 86% de sus ingresos provienen del petróleo. De esa dinámica, 23% es la participación de las compañías estadounidenses. 

Sin dudas, Alí Primera es de esas figuras de la cultura venezolana que merece ser revisada tanto por el cine, como por la literatura, el teatro y demás expresiones artísticas. Pero en esta oportunidad se perdió el foco. No solo al buscar contar todo lo posible en dos horas, sino en disminuir el desarrollo de un personaje para enarbolar consignas. En darle prioridad a enaltecer ideas ya sobresabidas por una audiencia saturada.

Porque el cine puede ser político, pero la prioridad siempre está en la historia y el respeto al viaje del protagonista. La maestría está en cómo llevar un mensaje hilvanado con una trama que conmueva. 

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