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En los comercios de ventas de bicicletas, con suerte, logran vender entre cinco y seis unidades por semana. La paralización de fábricas mundiales por la pandemia también impacta en la poca oferta que llega al país, que depende enormemente de importaciones de China y Estados Unidos.

Caracas. Desde que se mudó a la casa de su abuela en La Pastora, Anyelo Montero olvidó por completo lo que era pasar un domingo manejando bicicleta, como hacía cuando vivía en casa de su mamá en El Valle y desde donde iba, religiosamente, hasta Los Próceres para luego recorrer Santa Mónica y parte de Las Acacias.

A pocas semanas de irse a La Pastora, la cadena y los frenos de su bicicleta empezaron a fallar y el no tener ingresos fijos para repararla hizo que la dejara en su antiguo hogar durante al menos tres años, hasta que llegó la pandemia por COVID-19.

Pensé en comprarme una nueva porque ya la mía tiene más de siete años de uso y lo común, desde que era niño, era renovarla cada dos o tres años, pero los precios son muy altos y gastar en eso, solo por recreación, implica dejar de comprar cosas más importantes”, señala.

Una bicicleta rin 26, como la que tiene Anyelo, se consigue en las tiendas especializadas entre 200 y 250 dólares, al menos 100 veces el salario mínimo establecido por el Gobierno y cerca del triple del salario promedio que paga el sector privado, según Anova Research.

Anyelo se mudó con su abuela para ayudarla a costear sus medicamentos y cuidar de ella, al tiempo que también debe gastar en alimentación allí y aporta parte de sus ingresos a ayudar a su familia en El Valle. La compra de una bicicleta nueva, al igual que para parte de la población, no está entre sus prioridades.

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Ese cambio de patrones de consumo también se palpa en los negocios dedicados a las ventas de bicicletas. Con suerte, las contadas tiendas que siguen abiertas en Caracas logran vender entre cinco y seis unidades a la semana, principalmente a clientes deportivos y uno que otro con poder adquisitivo que compra para recreación.

Actualmente, la mayoría, por no decir todas, de las bicicletas y accesorios que ofrecen los negocios son importados y con precios en moneda extranjera, que dependiendo del tamaño y especificaciones que tengan pueden llegar a costar hasta 6000 dólares, desde mecánicas hasta eléctricas.

Y a pesar de que la pandemia dio un impulso mundial al uso de bicicletas por motivos laborales, recreacionales y de salud, en Venezuela no todos los comerciantes han podido sacarle provecho al aumento de la demanda, bien sea por los costos o por la caída en la producción mundial de este rubro y sus componentes.

Sergio Martínez, encargado de la tienda Pedal Power de Las Mercedes, con distribución exclusiva de la marca estadounidense Scott Bikes, explicó a Crónica.Uno que la pandemia paralizó muchas fábricas por las cuarentenas implementadas en los principales países productores, por lo que la oferta actualmente es limitada y se dirige a lugares donde las ventas de bicicletas sean mayores.

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En el caso de Pedal Power, Martínez señala que en lo que va de año lograron traer 500 bicicletas, cuando hace ocho años el stock aproximado en el primer semestre del año llegó a superar las 1200 unidades. El encargado, sin embargo, atañe la caída de las ventas a que el consumidor ya no tiene la misma capacidad de compra de otrora.

Antes llegaba gente que trabajaba por acá, personal administrativo y hasta cajeros de los bancos, y pagaba su bicicleta en tres quincenas, pedía que la apartáramos e iban pagando, cualquiera que trabajara se podía comprar una ‘bici’. Ya ese mercado no es que esté deprimido, es que no existe”, señala Martínez.

A Pedal Power, por lo tanto, suelen llegar personas en busca de accesorios como cascos, que oscilan entre 20 y 250 dólares, según el modelo y marca, o para renovar cauchos, cuyos precios van de 20 a 35 dólares. “En años anteriores vendimos más que durante la pandemia”, afirma su encargado.

Del otro lado de la ciudad, en Puente Hierro, Geidimary coincide con la afirmación de Martínez. A cargo de un negocio familiar de reparación y ventas de bicicletas y motos desde hace más de 20 años, señala que la situación de ahora “nada que ver con lo de antes, todo ha bajado”.

Aunque admite que la pandemia y, principalmente, los problemas de la gasolina, han provocado un auge en el uso de bicicletas, ello es más evidente en cuanto a las reparaciones o la compra de accesorios como cascos o asientos que se deben renovar por el uso, pues las ventas siguen siendo muy pocas.

Por el contrario, Geidimary y Leonel, otro miembro de la familia que atiende el negocio, calculan que suelen reparar alrededor de 12 bicicletas por semana. Los precios por la reparación varían en función de la falla, pero en el establecimiento piezas como tripas y cadenas van de cinco a seis dólares, asientos en $9, mientras que los cauchos oscilan entre $8 y $20, en función del tamaño.

La encargada explica que la pandemia y la crisis económica que atraviesa el país ha impulsado, a su vez, la proliferación de negocios informales de reparación y ventas de bicicletas, tanto de forma física como virtual. “Hay demasiada competencia”, asegura, y cuestiona que, en su caso, tienen la desventaja de que sí tienen que pagar impuestos y servicios y están sujetos a las semanas flexibles y radicales.

Importación total

La casi nula producción nacional de bicicletas y sus componentes es otro elemento que ha incidido en la inestabilidad y cambios del sector, cuyos precios son enteramente calculados en dólares y que dependen, casi en su totalidad, de la importación.

Según cifras de TradeMap, en 2020 las importaciones de bicicletas y otros vehículos no motorizados equivalieron a 11 millones de dólares, pero por exportaciones solo ingresaron 2000 dólares. La cifra de importaciones, sin embargo, resultó ser 386 % mayor a la de 2019 (cuando se autorizó la libre importación de ciertos rubros terminados y se relajaron controles) y 19 % mayor a 2016.

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Del total de bicicletas y vehículos similares que se importaron en 2020, 79 % provinieron de China y 12 % de Estados Unidos, seguidos, en ínfima proporción, por países como Italia, Francia y España. Según el portal Statista, en 2020 China fue el principal país exportador de bicicletas, ocupando 44 % del mercado.

En 2008, en pleno boom petrolero, el entonces presidente Hugo Chávez señaló que la Fábrica Nacional de Bicicletas, empresa mixta formada entre el Estado y la República de Irán con una inversión de tres millones de dólares, fabricaría 100.000 unidades al año y cubriría 32 % de la demanda nacional. 10 años después, se hizo pública su paralización y, a pesar de que en 2019 se anunció su pronta reactivación, se desconoce su estado actual.


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