Las personas ven cómo sus ingresos ya menguados pierden valor conforme pasan los días, principalmente aquellos que perciben salarios, remesas o pensiones en bolívares.
Caracas. “Señora, ¿si le pago en dólares me hace una rebaja?”, grita un joven en medio del bullicio de una tarde en el bulevar de Sabana Grande. “En efectivo tiene un precio, en Zelle tiene otro; pero lo que sea menos bolívares”, responde la encargada de una pequeña zapatería.
Hablar de bolívares, dólares, euros y hasta trueques vuelve a ser común en las últimas semanas en Venezuela. En las calles los consumidores buscan ‒como sea‒ salir de los “bolos” ante la certeza de que al día siguiente ya valdrán menos, mientras que a los comercios se les suma el miedo de ser multados por intentar conseguir ganancias.
“Es muy complicado lo que pasa ahorita porque, sí, las ventas han aumentado un poco, pero la mayoría son en bolívares y es muy difícil reponer la mercancía. Tenemos que vender a tasa BCV y los proveedores a duras penas reciben bolívares al paralelo; en todas nos llevamos la peor parte”, afirma Zulaima Caraballo, dueña de un negocio de ropa cerca de Chacaíto.
Las personas ven cómo sus ingresos ya menguados pierden valor conforme pasan los días, principalmente aquellos que perciben salarios, remesas o pensiones en bolívares. En casi 10 meses completos de 2024, la moneda local perdió más de 21 % de su valor en el mercado paralelo.
No hay de dónde agarrarse
Para Zulaima, las últimas semanas han sido un dolor de cabeza en su local. Con poco margen de ganancia, va cada semana al mercado de El Cementerio a comprar mercancía con la mínima esperanza de que mantengan los mismos precios en dólares o que, al menos, le acepten bolívares por debajo del tipo de cambio paralelo, que al 28 de octubre ya supera los Bs. 49/$.
“Si un comerciante ya tiene una estructura de costos y sabe, por su margen de ganancia, más o menos cuánto debería cobrar para poder reponer inventario, cubrir su nómina, pagar sus servicios e impuestos y pagarle a sus proveedores, pero las variables del entorno las están cambiando a cada rato, entonces todo se hace bien difícil”, asegura Aarón Olmos, economista y profesor del Instituto de Estudios Superiores en Administración (IESA).
A juicio del experto, la distorsión cambiaria que afecta en este momento a la economía venezolana se relaciona directamente con la falta de divisas para cubrir la demanda interna, situación que se ha hecho notoria al ver los montos de las intervenciones del Banco Central de Venezuela (BCV). Hace dos semanas, el BCV vendió alrededor de $185 millones para contener el alza, pero en la intervención de esta semana apenas superó los $55 millones.
En negocios como el de Zulaima optaron en las últimas semanas por cambiar los precios en divisas y así “evadir” la obligatoriedad de cobrar al tipo de cambio oficial. “Aquí tenemos la Sundde (Superintendencia para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos) cerca y hay clientes que han amenazado con denunciar; nos cuidamos porque no podemos arriesgarnos a cerrar, solo queremos trabajar y llevar el pan a la casa, como todos”, dijo un comerciante de Sabana Grande quien pidió anonimato por temor a represalias.
El ciclo de nunca acabar
Como “verdaderamente caótico” califica Asdrúbal Artiles lo vivido en el último mes al tener que hacer “magia” con el dinero que percibe cada 15 días por los dos trabajos que mantiene como administrador, con los cuales debe comprar alimentos, los gastos escolares de su hija y la medicina de su mamá.
“La mitad de mis ingresos son en bolívares y me aterra que esto empeore aún más, al nivel de años anteriores, y tener que estar contando cada bolívar para llegar a fin de mes”, dice.
Además, si bien gana otra parte en dólares, los precios en divisas también aumentan y se prevé que mantengan ese ritmo conforme no se corrija la distorsión cambiaria.
El Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), una organización conformada por expertos que publica información económica ante la opacidad oficial, estima que de enero a septiembre la inflación llegó a 30,4 %, cifra muy inferior a la de años anteriores, pero que recoge parte de los pedazos que deja la pérdida de valor del bolívar en el año.
Aarón Olmos prevé que, con noviembre y diciembre a la vuelta de la esquina, “no es mucho lo que pueda hacer el Gobierno” para corregir por completo la distorsión cambiaria salvo que aumente la oferta de dólares con mayores ingresos, pues con la llegada de la temporada navideña saldrán más bolívares a la calle “presionando los precios de bienes y servicios” para que no se devalúen aún más.
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