La película está ambientada en Francia del siglo XIV, cuando dos caballeros deben enfrentarse a muerte debido al crimen perpetrado contra una mujer
Caracas. En la Francia del siglo XIV todavía se construye la Catedral de Notre Dame. En París se ven los soportes de lo que será una imponente muestra de creación humana que apunta a la divinidad. Pero al mismo tiempo, en otro lugar de la nación, se forjan los cimientos de una verdad, pese a sus contrarias versiones.
El último duelo es el más reciente largometraje en cartelera de Ridley Scott, de esos cineastas brillantes, que dejan para la historia películas de ensueño y eternas. Como Steven Spielberg, es un realizador que puede inmiscuirse sin mayores problemas, y con más que loables resultados, en distintos géneros. Desde el voraz impulso asesino de un alienígena hasta la venganza de un general romano, así como el ímpetu de dos amigas que buscan la extrema libertad.
Ahora, el director británico toma un hecho de la vida real para contar una tensa historia ubicada en el siglo XIV. Lo hace con un guion escrito por Matt Damon, Ben Affleck y Nicole Holofcener, los dos primeros también forman parte del elenco, y ya ganaron el Oscar en 1998 por En busca del destino de Gus Van Sant. Nicole Holofcener fue nominada en 2018 por el guion de Can You Ever Forgive Me?.
Basada en el libro homónimo de Eric Jager, El último duelo cuenta la historia de Marguerite de Carrouges (Jodie Comer), esposa de Jean de Carrouges (Matt Damon), escudero del rey de Francia, hombre que comparte batallas con Jacques Le Gris (Adam Driver).
Francia está en distintos frentes, entre enemigos y supuestos aliados que cambian de parecer. Tanto Carrouges como Le Gris deben responder al llamado. La aparente camaradería se va resquebrajando cuando los equilibrios se alteran, pues las compensaciones por lo dado en el combate dependerá de la proximidad con Pierre d’Alençon (Ben Affleck), poderoso noble de la zona.
La rivalidad aumenta, así como los reclamos, y la silente retaliación que genera el conflicto. La historia del largometraje se centra en las claves que obtiene el espectador sobre un crimen del que es víctima Marguerite de Carrouges, quien queda en medio del conflicto de los otrora amigos.
Ella decide demostrar que dice la verdad cuando acusa a su agresor, a pesar de tener todo en contra, pues su testimonio será objeto de dudas y reproches. Le recomiendan callar, pues sus ímpetus no suelen ser tomados en cuenta. Por lo contrario, se desdeñan a muerte.
El último duelo está dividido en tres capítulos, cada uno dedicado a una de las versiones sobre el crimen. El público verá los mismos hechos, pero contados por tres personas distintas, y los detalles son los que harán de cada episodio un mundo diferente.
Importante el rol de Ridley Scott para que cada transmita diversos sentimientos alrededor de lo acontecido. Magistral uso de los planos para volcar cualquier creencia inicial que se tenga sobre los personajes.
Por ejemplo, en una fiesta en la que se reconcilian los dos caballeros, hay también una celebración de dirección y guion por cómo se disecciona y se manipula la realidad, así como los supuestos, a partir de las tres versiones de los involucrados en El último duelo, que participó fuera de competencia en el Festival de Cine de Venecia.
Las actuaciones, como las bases de la catedral, son pilares también en esta historia, especialmente el trabajo de Jodie Comer, quien debe interpretarse a sí misma no solo desde su visión del personaje, sino a partir de la perspectiva de Jean de Carrouges y Jacques Le Gris. En realidad, ese es el resto de los tres, pero ella particularmente se apodera de la hazaña.
Las tres versiones confluyen finalmente en un juicio donde el rey deberá decidir si acepta el duelo a muerte entre los dos caballeros. Por un lado, el esposo de Marguerite, quien por tradición debe demostrar en armas la veracidad de la versión de la mujer; y por el otro, Le Gris, el acusado.
La lucha a muerte se da con la convicción de que el combate es la manera en la que Dios demostrará quién dice la verdad. El que caiga, miente.
El último duelo dura dos horas y media, tiempo de tensión hilvanada magistralmente por Ridley Scott con un sólido guion que hace de esta película una de las mejores del año. El cineasta británico se mueve en terrenos conocidos, como hizo en Los duelistas (1971) y Gladiador (2000), el drama que exacerba sus conflictos internos y personales en el enfrentamiento inevitable; en un proceso en el que el público se convierte en un coliseo que exige justicia y redención.
La vida de la protagonista dependerá de la fuerza y el orgullo de otros. Pero al final, es Marguerite la verdadera heroína de su épica. Ella, quien sin levantar un arma, debe enfrentar a todo un mundo. Una película con prioridad en la historia.
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