Un sótano inundado y más de 30 carros afectados fue el saldo de las últimas inundaciones tras el desborde de la quebrada el Añil, que circula justo debajo de las residencias Parque Kerdell en Valencia. Vecinos indicaron que la falta de planificación los tiene sumidos en una zozobra constante.
Valencia. Cuando una de las paredes de las residencias Parque Kerdell cedió ante la fuerza de la desbordada quebrada El Añil, los habitantes de las cinco torres del complejo residencial supieron que lo ocurrido hace 11 años volvería a pasar.
Alba Fuenmayor vive en Parque Kerdell desde 1979. Fue la primera habitante del conjunto y es consciente de que la condición del mismo se ha venido abajo en los últimos 10 años, quizás un poco más.
Al desbordamiento de la quebrada El Añil se le unió la del río Cabriales, lo cual formó un caudal de destrucción que dejó a esta comunidad con un sótano inundado casi hasta el techo. Según Fuenmayor, al menos 30 vehículos fueron afectados. “Yo logré sacar el mío a tiempo, pero igual se le metió el agua”.
En la última inundación fueron 70 los vehículos que quedaron sumergidos en el agua con fango.
Todos llorábamos por lo ocurrido, porque aunque mi carro fuese viejo es mi medio de transporte, pero otros perdieron carros nuevos y el seguro no cubre eso”, contó.
Esta tragedia trajo consigo el daño de los ascensores. No tienen servicio de gas y tampoco tienen luz.
Fuenmayor llevaba muchos años pidiendo un muro de contención, pero el Gobierno hace 11 años solo levantó una muralla de ladrillo y cemento. Opina que si se hubiese hecho una muralla de contención, la historia hubiese sido otra.
Por fortuna para los habitantes de Parque Kerdell, Alba Fuenmayor es prima del actual alcalde de Valencia, Julio Fuenmayor, por lo que la llegada del Plan Búho a la zona no solo fue rápida sino multitudinaria, llevando maquinaria pesada, así como pico y pala para tratar de restaurar el sitio a como estaba antes de la tragedia. “Trabajaron hasta en las madrugadas”.
Sin embargo, los vecinos sostienen que la inundación del sótano pudo haberse evitado si las tres bombas de achique estuvieran funcionando, pero solo sirve una.
El detalle es que las residencias Parque Kerdell están construidas sobre la quebrada el Añil. A unos metros de distancia de la pared que cedió ante el cauce del agua están un terreno y otro edificio, pero se puede llegar hasta donde inicia el embaulamiento de la quebrada, el cual atraviesa por debajo el área de los estacionamientos.
Fuenmayor descarta que todo haya ocurrido por falta de limpieza en la quebrada. “Hace menos de dos meses el Plan Búho mandó a limpiar todo eso. De hecho, cerca de la zona de el Añil estuvieron trabajando”.
Residencias Parque Kerdell cuenta con 162 apartamentos divididos en cinco torres, pero la cantidad de familias ha disminuido a raíz de la migración. “En mi torre solo quedamos siete familias, por ejemplo”. Fuenmayor calcula que, en la actualidad, solo hay 60 apartamentos ocupados.
Entre las personas que están fuera del país se encuentran algunos de los propietarios de los carros que acabaron bajo el agua. Pero no son las únicas pérdidas: la piscina quedó llena de fango, y la cancha de ráquetbol fue destruida con el rompimiento de la pared.
En el ínterin de intentar salvar uno de los vehículos, uno de los habitantes de Parque Kerdell trató de entrar al estacionamiento mientras el agua anegaba los espacios.
Sacó un carro y cuando iba a sacando el segundo, el carro no le subió. Tuvo que meterse un vecino y sacarlo. Tragó mucha agua, pero ya se le puso la antitetánica. Es que hablamos de un señor de 75 años que pudo ahogarse”, indicó.
Otros vecinos, como Manuel Trigueros, afirman que el problema tiene que ver con la forma en la que la ciudad ha sido construida. Como ingeniero, Trigueros explica que antiguamente toda el agua que caía hacia las zonas de Prebo terminaba en la quebrada el Añil.
“Hace unos 50 años, las urbanizaciones al este de Valencia no existían”. Este es el caso de Sabana Larga, Prebo I, II y III, El Parral, entre otras.
Explica que el río Cabriales, que recoge las aguas servidas, tiene un desnivel de 20 metros y está más abajo, por lo que al caer con mucha fuerza el agua, el río se queda sin salida y empieza a desbordarse.
El experto apunta que la situación responde a una falta de visión de futuro por parte de las autoridades, tanto municipales como regionales.
Las ciudades crecen, entonces si dan permiso de construir en una zona, ellos tienen que prever los servicios básicos, pero la desorganización trae estas situaciones”, dice.
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