Familiares de las personas excarceladas de cárceles de Tocorón y Tocuyito contaron a Crónica Uno que el silencio forma parte de las medidas cautelares. El 30 de diciembre Tarek William Saab, fiscal general, informó que han excarcelado a 1369 personas.

Caracas. «Eso es solo un abrazo ¡Qué tanto!», «de aquí no sale más gente hasta el año que viene» y «ya el 24 y 31 la pasaron aquí». Estos son los comentarios que algunos custodios le hacen a los detenidos durante operativos hechos tras las elecciones presidenciales del 28 de julio.

Los privados de libertad tratan de hacer caso omiso y esperan que así como otros de sus compañeros apresados en el mismo contexto fueron excarcelados, ellos también puedan recibir una boleta que les indique que podrán ver a sus familias.

Yesenia* espera escuchar el nombre de su hijo cada vez que asoman las posibilidades de una excarcelación.

A diferencia de lo que dicen los custodios, para la mujer, no se tratan de simples fechas. Para ella, significó la primera Navidad sin tener a su hijo en casa.

Tocorón
Foto: Crónica.Uno

Aunque es una mujer cuya fe se mantiene inquebrantable, flaquea cada vez que durante las visitas observa que a su hijo se le marcan algunos huesos a la piel.

También cuando lo visita y un vidrio de por medio le resta los abrazos que desea darle a su hijo, preso desde hace cinco meses.

Afirma que desde que fue detenido perdió 25 kilos. Los primeros 15 fueron en la cárcel de Yare III, el resto cuando lo trasladaron al Centro Penitenciario de Aragua, en Tocorón, por una enfermedad estomacal.

«Cuando llegó a Tocorón le dio diarrea que no se le quitaba. Eso hizo que bajara más. Yo le di unas medicinas que me pidieron, pero no se las habían dado»,

expone.

En el penal de Tocorón los familiares de los detenidos en el marco de las protestas temen por la vida de los suyos, muchos refieren que los dolores de estómago y los kilos perdidos son el mal común.

Consideran que se debe a la mala alimentación que reciben. «Nosotros solo podemos pasarle galletas y chocolates. Hace poco dejaron meter pan. Pero la bolsa debe pesar un kilo y rendirles 15 días».

Bajo amenazas

«Sigan denunciando. Sigan publicando en las redes y sus hijos son los que van a sufrir las consecuencias», son algunos de los comentarios que reciben las madres en las cárceles de Tocorón y Tocuyito.

Penal de Tocuyito. Fotografía: Armando Díaz.

Yesenia forma parte del grupo de madres que asisten a vigilias y manifestaciones pacíficas acompañadas de otros familiares.

Aunque tiene miedo no se cansa de asistir a los encuentros. Sin embargo, muchas veces su mismo hijo le dice que baje la guardia un poco, puesto a que teme por lo que pueda pasarle.

«Mi hijo es un guerrero. Él se ha mantenido a pesar de todo, pero tampoco debe ser sencillo cuando que te metan miedo a cada rato»,

cuenta.

Miedo de los excarcelados

El fiscal designado por la extinta Asamblea Nacional Constituyente, Tarek William Saab, informó el lunes, 30 de diciembre, informó que han otorgado 1369 excarcelaciones. Sin embargo, organizaciones de la sociedad civil como el Foro Penal Venezolano aseguran que se les ha dificultado mantener su conteo y no han podido corroborar esta cifra.

Alfredo Romero, director del Foro Penal aseguró, el 24 de diciembre pasado, que estas fueron las navidades con la mayor cantidad de presos políticos, aún hay más de 1800 personas privadas de libertad por motivos políticos. Añadió que en diciembre verirficaron más de 100 personas excarceladas.

Familiares de los excarcelados denunciaron a Crónica Uno que los jóvenes son obligados a firmar un presunto compromiso para no declarar a la prensa, algunos han grabado videos en los que aseguran que se les respetaron sus derechos humanos en prisión.

El terror de volver a estar nuevamente en un centro de reclusión genera que no den declaraciones a prensa, eviten fotografías e inclusive, no cuenten a otros familiares que se mantuvieron unidos a ellos sobre la noticia que indica que están en las calles.

Familiares contaron a Crónica Uno que además de las advertencias como la prohibición de publicaciones o declaraciones a medios de comunicación, les dicen que serán vigilados.

Aunque quisieran contar lo que vivieron durante los cuatro meses que estuvieron presos, el temor los silencia. Lo mismo ocurre con algunos familiares que prefieren no aparecer en medios, pues no quieren perjudicar la posibilidad de que su pariente logre su libertad, aunque esta sea condicionada.

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