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Cuatro ingenieras de Sidor contaron su historia en “Mujeres de acero en la ciudad del hierro”

Mujeres de acero en la ciudad del hierro

Las profesionales relataron su experiencia al trabajar en la época de mayor auge industrial en Guayana, cuando todavía se minimizaba el trabajo de la mujer en el área metalúrgica.

Puerto Ordaz. Ciudad Guayana nació bajo la promesa de ser un emporio industrial y la alternativa no petrolera de Venezuela. Sus industrias atrajeron a venezolanos de diferentes estados del país, cuya intención era trabajar en alguna de las empresas básicas. Constanza Verolini, Brenda Salinas, Zenaida Ortiz de Urdaneta y Damelis Cermeño no fueron la excepción.

“Mujeres de acero en la ciudad del hierro” fue el conversatorio celebrado en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), donde se expuso su trayectoria, por qué decidieron estudiar Ingeniería y qué las llevó a Sidor. Además, en una época en la que, incluso, un gerente de esta siderúrgica llegó a minimizar el trabajo de la mujer como ingeniero, según recordó Alfredo Rivas Lairet, expresidente de esta empresa (1996-1998).

Trayectoria de acero

Zenaida Ortiz de Urdaneta nació el 6 de septiembre de 1950 en Cumanacoa, estado Sucre. Es ingeniera industrial, egresada de la Universidad de Oriente (UDO). 

Trabajó en Sidor desde septiembre de 1975 hasta abril de 1990. Allí se desempeñó en diferentes cargos en Ingeniería Industrial, Planificación de Producción y en División de Compras de Materias Primas de la Gerencia de Suministros.

Actualmente es gerente corporativa del Grupo Súper Autos Puerto Ordaz, concesionario de vehículos en la ciudad. 

Constanza Verolini nació en Frascati, en la región del Lacio, Italia, en 1939. En 1947 llegó a La Guaira junto con su familia, huyendo de las consecuencias de la guerra. Obtuvo el título de ingeniero eléctrico en la University of Michigan, en la ciudad de Ann Arbor. Una vez culminados sus estudios, regresó a Venezuela en 1965 para comenzar de inmediato su carrera profesional en este país. 

En su búsqueda por conseguir empleo, intentó ingresar al Ministerio de Comunicaciones y al Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, pero no lo logró.

Una entre 50 vacantes

Sin embargo, Constanza luego vio un aviso de prensa de la recién fundada Siderúrgica del Orinoco C. A. Allí se anunciaba plaza para 50 ingenieros. Constanza Verolini fue una de ellos.

Estuvo 22 años en Sidor, donde pasó por casi todos los departamentos.

Además, trabajó en CVG Internacional y luego se vinculó con proyectos de estudios en la UCAB Guayana desde sus inicios. Incluso, uno de los auditorios lleva su nombre en su honor.

Por su parte, Damelis del Valle Cermeño Guaina es oriunda de Barcelona, estado Anzoátegui. Cuenta que vino a Puerto Ordaz por un tiempo, pero Guayana la atrapó hasta finalmente quedarse por varias décadas, con su esposo, hijas y nietos. 

En el mundo de las empresas básicas fue vicepresidenta de Recursos Humanos de la Corporación Venezolana de Guayana (1998-2000). En Sidor se desempeñó como vicepresidenta de Personal, Gerente de Organización y Compensación, jefe de División de Ingeniería Industrial, jefe del Área de Ingeniería Industrial. Asimismo, estuvo como Analista de Proyectos.

Hoy es directora de Auditoría y profesora de la UCAB Guayana. 

En el caso de Brenda Salinas, nació en Caracas. Se graduó de ingeniero metalúrgico en la Universidad Central de Venezuela (UCV) en 1997. 

Entre sus cargos desempeñados figuran: gerente de la Casa Hotel Boutique C.A (2009-2024), coordinadora de Promoción Económica en la Alcaldía de Caroní (2004-2008). También estuvo como gerente de Recursos Humanos del Banco de Desarrollo Económico Social y gerente administrativo (2001-2004) y  gerente de CVG Foncadel (1999-2001).

Entre 1991-1998 estuvo en CVG como coordinadora de Formación de Fondo de Protección al Empleo. Y entre 1977-1990 trabajó como ingeniero de Operaciones en Sidor.

¿Qué las llevó a Sidor?

Salinas recuerda que para la época ir a Sidor era como un tiro al piso. “Porque ya estábamos allí. Sidor enviaba a sus profesores, a sus líderes, a darnos las charlas de que teníamos que venir a trabajar en Sidor. Empezamos primero por venir a conocer Sidor en el quinto semestre. Eso era lo máximo cuando llegamos al puente”, recuerda.

Después de conocer Sidor, hizo su pasantía en esta empresa por un mes.

“Cuando terminé la carrera, ni siquiera esperamos el título, sino que terminamos en diciembre y un 3 de enero me monté en un avión. Entré en el proyecto de la primera colada continua”, recordó Salinas.

Verolini, por su parte, comentó que en la búsqueda de esos 50 ingenieros en Sidor, siete fueron entrevistados en Caracas. Luego, los llevaron hasta Ciudad Guayana en DC-3.

De ese grupo, no creía que viniera una mujer. Sin embargo, la designaron para el área de Ingeniería de Plantas. Un año después fue a Ingeniería en Mantenimiento. 

“Por eso digo que llegué en un DC-3”, afirma Verolini.

Zenaida vivió la aventura de irse manejando hasta Puerto Ordaz para hacer apenas su tesis de grado. Le asignaron un proyecto junto con otras dos compañeras hasta terminar trabajando en la siderúrgica.

Cermeño recuerda todo el proceso de reclutamiento en la universidad.

“Nosotros presentamos pruebas, todo lo que fue reclutamiento, inclusive los exámenes médicos. Cuando vinimos, éramos cuatro. Nos vinimos en cola en esa oportunidad. Nos tocó todo lo que era el Proyecto del Plan 4. Entonces había que hacer todos los estándares, todo lo que eran los cálculos de esfuerzo laboral, todo lo que era la estimación de recursos para esas organizaciones. En mi caso, me tocó fundamentalmente el área de productos primarios, todo lo que fueron las plantas de pella, cal, cal hidratada, y bueno, lo que conocíamos era lo que estaba en un manual”.

Un mensaje para el futuro

Además de coincidir como “mujeres de acero en la ciudad del hierro”, también coinciden en su visión por una sociedad productiva.

“Creo que debemos seguir teniendo la misma fuerza, el mismo sueño que teníamos para construir la ciudad. No podemos perder eso. Siempre tenemos que tener ganas de hacerlo mejor, y cuando nos necesita la ciudad, tenemos que pensar en que efectivamente podemos dar más”, expuso Brenda Salinas. 

Para Constanza Verolini se debe pensar en realizar los sueños con la mejor calidad posible. 

“Eso es lo que yo creo que debemos hacer, lo que hacíamos en el 65 y lo que debemos seguir haciendo. Me siento con la misma energía en este momento de como cuando tenía 47 años. Vine a defender esta ciudad, vine a trabajar para esta ciudad y estoy dispuesta a seguir trabajando para esta ciudad”, afirmó.

“Creo firmemente que la educación es el motor principal para realizar cambios en la sociedad. Apuesto por un desarrollo sustentable con base en nuevos patrones éticos, políticos y sociales. Me apasiona acompañar a personas y organizaciones en procesos transformacionales con estrategias que promuevan el pensamiento crítico, orientado a la acción, enfoques innovadores, permeados por la reflexión y el discernimiento para el logro del bien mayor, enmarcado en un aprendizaje colaborativo”, expresó Cermeño.

Zenaida, por su parte, afirmó que no para de soñar. 

“El hecho de ser mujer no es lo crítico. Por supuesto que hay todavía cosas por mejorar, desde el punto de vista de consideración hacia la mujer, pero escuchando a jóvenes tengo la esperanza y la confianza de que efectivamente tenemos posibilidades de un futuro mejor. Esta ciudad tiene todo el potencial”.


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