En Venezuela, no hay programas efectivos del Estado para la planificación familiar ni política pública sobre educación sexual. Es una utopía, dicen especialistas, aunque la tasa del embarazo a temprana edad y los nacimientos descendieron, en relación con años anteriores.
Caracas. En Venezuela, el Día Internacional de la Planificación Familiar –el 3 de agosto– transcurrió con dos episodios singulares, de los cuales no existían registros en la historia reciente de la natalidad.
La tasa del embarazo a temprana edad se redujo en relación con años anteriores, aunque el país acumula el mayor número de casos en la región. Y también, el número de partos en centros de salud privados descendió.
Especialistas perciben estos hechos con cierto escepticismo. Dicen que no responden a programas efectivos del Estado para la planificación familiar, ni a la política pública sobre educación sexual que requieren los venezolanos.
Posibles subregistros en las cifras y los exiguos ingresos de las familias determinan la baja de nacimientos en los estratos sociales bajos y medios.
“La planificación familiar en el país sigue siendo una utopía y requiere de un tratamiento integral que llegue a todos los sectores socioeconómicos”, afirman.
Al menos, en lo que va de año 2023 no se han llevado a cabo campañas que eduquen sobre la prevención del embarazo precoz y la importancia de la planificación de la familia.
Esta se refiere al control de la natalidad, a que las personas puedan decidir el número de hijos que quieren tener, e incluye los derechos a la salud sexual.
Planificación sin planes
Solo en febrero pasado, equipos de la asociación civil Planificación familiar (Plafam), el Centro de Estudios de Derechos Sexuales y Reproductivos (Cedesex) realizaron un “condonazo” en el concurrido bulevar de Sabana Grande, en Caracas, por ser el mes del Día de los Enamorados.
Con la consigna “el amor con preservativo, más que amor es frenesí”, repartieron información y conciencia sobre el uso de anticonceptivos y preservativos, y de la salud sexual, a muchachos y muchachas que frecuentan el bulevar y que recorren las zonas aledañas.
Esta fue la única campaña realizada hasta ahora en Caracas, contra el embarazo a temprana edad en niñas y adolescentes, que se traduce en planificación familiar. Por esos días, no hubo acciones concretas del Estado.
Ni la “reunión de trabajo” del Gobierno para evaluar el Plan de Prevención y Reducción del Embarazo a Temprana Edad y en la Adolescencia (Preta), ni la aprobación del informe de un proyecto de Ley de prevención, reducción y erradicación del embarazo a temprana edad, por esos días, dieron respuesta a la situación: ni diagnósticos ni cifras a la población.
Frente a esto, 88,6% de mujeres no asiste con regularidad a los servicios de planificación familiar, según cifras difundidas en mayo por la Asociación Venezolana para una Educación Sexual Alternativa (Avesa).
Embarazo a temprana edad baja sin planificación
La planificación familiar es mera ilusión en el país empobrecido. Y los altos niveles de embarazo a temprana edad en niñas y adolescentes son un indicador.
El país, por tercer año consecutivo, registró el mayor número de adolescentes o niñas embarazadas de América Latina. Y esta región alcanzó la tasa más alta del mundo en 2020, de acuerdo con el Fondo de Población de las Naciones Unidas en Venezuela (Unfpa).
Ese año, se registraron 97,7 embarazos por cada 1000 adolescentes, según la data especifica de fecundidad para adolescentes, entre 15 y 19 años de edad, obtenida por el organismo internacional. “Está muy por encima de la medida regional de 43,6% por cada 1000 habitantes”, destacó entonces Jorge González Caro, representante nacional de la Unfpa.
En el último año, sin embargo, la tasa de la fecundación se redujo, en relación con la de años anteriores, señaló el médico especialista en pediatría, Amadeo Leyba.
“La reducción es de 14,3 % si se compara con la tasa de 96,2 de nacidos vivos por cada 1000 mujeres de entre 15 y 19 años de edad, en el año 2000. Y es de 82 por cada 1000 mujeres, en 2022”.
Pero el descenso de cifras no significa que Venezuela haya reducido su tasa en términos reales, en la región. El embarazo en adolescentes y niñas, considerado el principal problema de salud sexual y reproductiva nacional, sigue sin ser abordado, afirmó el pediatra, con una experiencia que rebasa los 50 años de ejercicio. Y enfatizó que sin cifras no puede haber política de Estado.
Causas del descenso
En su opinión médica, el reporte más bajo de embarazo a temprana edad, lo que significaría una eventual mejoría, puede deberse a múltiples factores de orden personal y social. Pero atribuye mayor posibilidad al subregistro. “No hay cifras creíbles”. Aunque Leyba no descarta que en las adolescentes exista preocupación por la falta de recursos para la manutención. “Es la inquietud de saber que si tiene un nuevo hijo en esas edades adolescentes, no podrá con él, y se cuida más”.
Lo que sí enfatiza Leyba es que la educación, la prevención y el acceso a las medicinas preservativas, los tres factores esenciales contra embarazo a temprana edad. “No las estamos implementando”.
Leyba señala que, a diferencia de las jóvenes de la clase media, “las muchachas en el extremo de la pobreza, que es donde hay más embarazo a temprana edad, no hay acceso a los medicamentos por faltas de recursos”.
Un estudio reciente de la ONG Convite detectó una escasez de 44,5 % en anticonceptivos en farmacias de 17 ciudades del país, aunque el porcentaje es más bajo al de los años 2017 y 2018 cuando la escasez alcanzó hasta 80 %.
No obstante, en Caracas como en otras céntricas ciudades los precios de los anticonceptivos y preservativos no son accesibles para esta población. Oscilan entre los 250 bolívares hasta más de 500 bolívares.
No hay recursos, no hay partos
Leyba insiste en que la falta de cifras confiables por parte del Gobierno convierte a Venezuela en un barco a la deriva sin brújula.
“Muchos organismos internacionales estudian lo que ocurre en el país para obtener sus propias cifras, no para publicarlas, sino para diseñar los programas y para poder actuar”.
Frente a esto, Leyba afirma que los partos a nivel privado han bajado mucho. Y explica las causas, desde su percepción, al frente de Clínicas Caracas, uno de los centros de salud más grandes de la capital.
“Esto está ocurriendo por razones económicas, más que por no querer tener hijos. Una familia de clase media con tres hijos se encuentra muy comprometida económicamente y es una razón, aunque pueda disponer de los factores de educación, la prevención y acceso a medicamentos, para no tener más hijos”.
A diferencia de épocas pasadas cuando las madres tenían hasta seis hijos y podían costear con sus recursos el nacimiento de uno nuevo, hoy en día las familias no pasan de dos, generalmente.
“Hoy creo que el factor económico es determinante. El parto normal o por cesárea y el pos nacimiento son costosísimos. Una cesárea puede costar hasta 4000 dólares. Todos esos factores han hecho que bajen los partos en la clase media, que tiene educación, prevención y acceso”.
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