Representantes del magisterio indicaron que 20 % de las escuelas no está en óptimas condiciones, lo que incide en el rendimiento académico de los alumnos.
Valencia. El año escolar ya concluyó y el eslogan de Maduro en la actualidad es “Con Maduro +”. Esto aplica para todo pero cuando se habla de educación hay cada vez menos. Por ende, la famosa “pedagogía del amor”, como se refiere la secretaria de Educación, Xiomara Luna, “no ha alcanzado para todos”, ni en las escuelas.
Carabobo no escapa de esa realidad y es que las demandas de los sindicatos de maestros y el gremio educativo en general son: mejoras en las condiciones laborales, académicas y de infraestructura.
Ninguna de estas se ha cumplido. El Sindicato de Educadores Regionales de Carabobo, SER, entregó su balance anual y los números no son buenos.
De acuerdo a Victorina Aguirre miembro de SER, al menos 80 % de las escuelas y liceos públicos en Carabobo están destruidos a nivel de infraestructura.
Esto equivale a: baños dañados, techos con filtraciones, paredes con humedades, grietas, salones sin materiales para desarrollar las clases y una escasez docente preocupante.
Aguirre detalla que 20 % de los planteles no está 100% operativo, están en malas condiciones pero, aún así son considerablemente mejores.
Dicho porcentaje es el que se ha visto beneficiado por el denominado Plan Cayapa y las Bricomiles que la directora de la Zona Educativa Carabobo, Xiomara Luna exalta como punto medular para la gestión del gobernador Rafael Lacava.
Operatividad por los suelos
Fuera de campañas políticas, la radiografía educativa deja a la vista varios males. El sindicato SER, denuncia que los jóvenes Carabobeños que engloban 80 % de las escuelas en mal estado les toca ver clases en el suelo, o aguantar sus necesidades fisiológicas.
“A veces deben hacer en el monte y eso los expone a animales”, precisóAguirre.
El mismo panorama se repite en las zonas rurales de los 14 municipios de la entidad. El sindicato hace hincapié en las escuelas de Valencia cómo ejemplo de los peores planteles. Sin embargo, habría que hacer un estudio profundo que verifique esta información. Aunado a esto el gobierno regional y central no emite los boletines informativos vinculantes.
Nery Marin, de la directiva de SER, puntualizó que 60 % de los estudiantes aplaza las materias. El resto oscila entre calificaciones de 10 y 15 puntos. El 15 es casi un lujo, ni hablar de los que obtienen 20, los cuales difícilmente llegan a tres en un salón de al menos 38 estudiantes.
Calificaciones de llanto
La culpa no es de los estudiantes es del sistema, ya que solo asisten a clases dos veces por semana y con suerte tres. Es muy poco tiempo para un sistema curricular que recién en 2024 fue modificado y exige ver nueve materias. Además activaron la figura del bachiller en ciencia y tecnología.
Como vas a crear ese tipo de bachillerato si las escuelas no tienen la infraestructura para que los muchachos puedan ver todos los laboratorios”, dice la educadora.
Ante estos cambios, materias que se veían aisladas fueron fusionadas, disminuyendo la profundización programática y complicando la posibilidad de los estudiantes de profundizar en materias como Geografía o Historia que componen el trío unificado GHC.
Dejan de ver asuntos importantes como la composición de la tierra por capas, la composición del cielo y en la historia asuntos como los presidentes desaparecieron del contenido programático ¿Qué vacíos están quedando en los chamos?”, cuestionó la docente.
Como docente, Marín ha recibido claras instrucciones de la Secretaría de Educación sobre programas de ideologización.
Mientras personajes como Rafael Caldera, Carlos Andrés Pérez y Raúl Leoni desaparecieron de la escena histórica educativa y Hugo Chávez toma protagonismo.
Historia enrojecida
“Se distorsiona la historia, ya no se cuentan las cosas como fueron y eso nos hace desconocer el pasado”, explica preocupada Nery Marín.
La historia tal cual como se conoce, ha sido reemplazada por programas culturales regionalizados, que si bien la docente no desestima, sí afirma que están muy lejos de seguir los lineamientos históricos.
Se priorizan bailes nacionales, actos culturales y eso cubre la asignatura de historia. En vez de incluir estos elementos a la materia, discriminaron unos para priorizar otros y los fusionaron con otras asignaturas totalmente distintas.
Aún así el alto índice de aplazados preocupa a los maestros, pero hay directrices claras del ministerio de Educación y las Secretarias regionales de la misma cartera en no aplazar.
“Eso es apoyar la mediocridad te dicen que es porque hay que respetar los derechos de los estudiantes pero… y mí derecho como educadora? ¿Y el derecho de los muchachos cuando no den la talla en la universidad? Esto es una forma de control que se asienta en la idea de disminuir la calidad educativa”, dijo.
La 112
Para esta crisis de calificaciones el ministerio creo una solución llamada la 112. Hace referencia a un mecanismo de evaluación extra en el que al tener 25 % del plantel aplazado se debe accionar este protocolo en el que el docente debe realizar una actividad que complemente la nota perdida.
La actividad puede ser desde un conversatorio hasta un mapa mental. Algo que suele formar parte de una evaluación continua se transforma en el reemplazo de notas por debajo de 10 y la consolidación de la mediocridad educativa.
Escenarios así componen el denso proceso de desmotivación que mueve a los educadores venezolanos quienes reciben bajos salarios y un incumplimiento reiterado de las cláusulas de los contratos colectivos.
José Gregorio Medina, docente, indicó que la deuda es del 280 % sólo en el segundo contrato, del tercero ni señales hay.
Por esto, más de 10.000 maestros carabobeños están contra la espada y la pared.
Aunque estos educadores aseguraron que dan 100 % en sus escuelas, es cuestionable ya que la falta de pago y la exigencia de dos o tres días de clases contradice esa entrega. Ellos explican que con salarios que no rinden hay que rebuscarse.
Algunos venden comida. Otros hacen uñas, otros dan tareas dirigidas. Aún así no les rinde porque un venezolano promedio necesita unos 600 dólares mensuales. Esta cifra no está ni cerca del monto que cae en sus cuentas cada quincena.
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