Para cubrir la demanda de registros en Carabobo se deberían inscribir 6500 personas por día en todo el estado. Las fallas de electricidad provocan caídas del sistema y obligan a los ciudadanos a acudir varias veces al punto para registrarse.
Valencia. Las jornadas masivas del Registro Electoral de Carabobo comenzaron como en todo el país: solo activaron 17 centros de registro, una cantidad insuficiente si se toma en cuenta que, según el censo de 2016, el estado tenía 2.843.161 habitantes.
Pero desde la perspectiva de expertos y analistas en materia electoral, la cifra es ínfima. Por ejemplo, de los 14 municipios, solo Valencia contaba con cuatro puntos fijos de registro; los demás municipios tienen solo uno.
Israel Figueroa, dirigente de Fuerza Vecinal, explicó en anterior oportunidad a Crónica.Uno que el estado tenía 157.900 personas sin registrarse. Dicha cifra es superior a la población de siete municipios de Carabobo por separado, uno de estos es parte del Área Metropolitana de Valencia (San Diego).
Cabe destacar que esta población ronda entre los 18 y 25 años de edad. Los datos fueron corroborados por el director de VP Carabobo, Aarón Rodríguez.
Ni el 15 %
De acuerdo con el análisis se deberían inscribir 6500 personas por día durante los 22 días que dura la jornada de registro para cubrir la demanda.
Al desglosar esta cifra, se expresa que por cada centro deberían inscribirse, al menos, 400 personas. No obstante, Rodríguez precisó que para garantizarlo, el estado debe contar con 130 máquinas como mínimo. Pero la realidad es que el Registro Electoral en Carabobo solo tiene 13,08 % del ideal.
Además de eso, las distancias entre puntos de registro, en la mayoría de los casos, son amplias.
Si una persona se encuentra en el punto ubicado en la plaza Bolívar de Miguel Peña (Valencia Sur) y quiere ir a la sede principal del CNE en la urbanización Padre Alfonso (Valencia Norte), los separan 11,4 kilómetros.
Entre la Oficina Regional Electoral de Carabobo (ORE) y el punto ubicado en el municipio Naguanagua, hay 12 kilómetros; entre este último y el que se encuentra en San Diego, son 16 kilómetros.
Mucho mayor es la distancia entre el punto ubicado en Puerto Cabello y el vecino municipio Juan José Mora, donde los separan 37 kilómetros.
La culpa no es de ustedes
Por si fuera poco, a las escasas máquinas, se añade el obstáculo de la reducida cantidad de funcionarios en el proceso.
Antoinette Bello viajó de San Diego a la sede principal del CNE porque nunca encontró la ubicación del punto en su municipio (Plaza Colinas de San Diego que tampoco aparece en el GPS).
Es la tercera vez que intentaba registrarse; el 18 lo intentó y llegó a las 2:00 p. m., dos horas y media antes de que cerraran el operativo. “No dejaron ni que me bajara del carro cuando me dijeron los funcionarios que había venido a perder mi tiempo, que ya era muy tarde”.
Antoinette llegó a las 8:15 a. m. Eran las 10:00 a.m. y calculaba que habían avanzado unas 20 personas. No le extrañó lo que ocurría porque infiere que todo es parte de una operación morrocoy.
Vine aquí por mi hija que tiene 21 años y nunca ha votado y está muy emocionada, pero esto es angustiante por el tiempo que pierdes”.
El sello morrocoy
Relató Antoinette que al llegar se puso a la orden del CNE como voluntaria para ayudar con el proceso de inscripción, pero no aceptaron.
“Me dijeron que la que estaba era una funcionaria con 20 años de experiencia. No es que desestime la edad, pero son personas lentas; aquí lo que se necesita es juventud, gente movida que agilice el proceso”.
Uno de los trabajadores del CNE comenzó a culpar a los asistentes del retraso en los procesos. “Tienen que tener la dirección a la mano. No es que van a llegar allá y van a estar 14 horas para decir el número de casa… No es culpa del sistema, es culpa de ustedes. Hay quienes vienen con una chuleta y cuando llegan a la taquilla no saben ni siquiera dónde votan”. Aunado a la crítica, el funcionario señala a un señor que está en la taquilla y agrega. “Tiene seis minutos en el proceso; si fuesen las 4:00, los que están afuera no entrarían y no es mi culpa”.
Al salir del lugar, Crónica.Uno corroboró con funcionarios que poco más de las 10:00 a. m. habían enviado las máquinas de registro a los demás puntos en Valencia (Plaza Mañonguito, Plaza Bolívar de Miguel Peña y Parque Hugo Chávez). No obstante, el órgano electoral informó que las jornadas empezarían a partir de las 8:30 a. m. y concluirían a las 4:30 p. m.
Es cosa del sistema
En el segundo punto del recorrido de Crónica.Uno (Plaza Bolívar de Miguel Peña), los asistentes dijeron que los trabajadores del CNE llegaron poco después de las 10:30 a.m.
Unas 40 personas estaban bajo el sol y algunos se encontraban allí desde las 5:30 a. m., como Aura Rosa Ruiz. Dijo que parte de la demora se debió a que la máquina “se desconectó”.
Aura Rosa revisaba su reloj a cada momento. “Creo que volveré a perder el día porque tengo que buscar a la niña a las 12:00”, decía.
En la primera jornada de Registro Electoral se fue la luz por cinco horas y aunque al momento de la entrevista no lo sabía, también perdió el día porque el sistema estaba caído. Así lo informaron las trabajadoras. “El sistema está lento y no quiere imprimir el comprobante”.
Fue después del mediodía que el sistema comenzó a funcionar, pero aún así, con mucha lentitud.
Sin luz ni plantas
En San Diego, la historia fue mucho peor porque a Camila Retamal le guardaron el puesto desde las 5:30 a. m., llegó a las 8:30 a. m. y los representantes del CNE se apersonaron poco después de las 10:00 a. m.
“Tardaron alrededor de 30 minutos instalando la máquina, pasaron cuatro personas y en lo que me tocaba a mí se fue la luz. Me siento muy frustrada porque estas son cinco horas sin servicio, al menos si llega seguramente paso directo, pero los demás no tendrán la misma suerte”, comentó mientras bebía agua de una bolsa dada por miembros de la alcaldía.
A su juicio, el CNE debería disponer de plantas eléctricas para evitar los contratiempos, pero el no tenerlo significa que no les interesa garantizar una mayor cantidad de registros.
A Franmary Gómez, representante de la ONG Voto Joven en Carabobo, no le quedan dudas de la operación morrocoy porque el pasado jueves 14 llevó un grupo a la sede principal (Valencia). Ahí estuvieron desde las 9:00 a. m. hasta las 4:00 p. m. y programaron otro viaje para el 18, esta vez desde Puerto Cabello.
“Este viaje llevaba tiempo planificado, nos enteramos de los puntos el día anterior e hicimos un recorrido, pero no encontramos ninguno por lo que decidimos ir al principal”.
Hasta el amedrentamiento
El viaje se planificó para 40 personas; sin embargo, en Puerto Cabello, cuando el bus estaba por partir, llegaron civiles armados a prohibirles el viaje.
“Decían que no teníamos unos permisos especiales. Yo les dije que era un viaje privado, pero ellos sabían que íbamos al CNE y nos dijeron que dicho permiso debía estar aprobado por la Alcaldía de Puerto Cabello, no por el Instituto de Transporte.
No conformes con eso, los hombres armados llevaron en calidad de detenidos a Gómez y al conductor.
El autobús quedó retenido y amonestado, sin permiso para circular. Me amenazaron, amenazaron a Voto Joven”.
Franmary Gómez y el chofer fueron soltados a las 2:00 p. m., por lo que decidieron acudir al punto de Puerto Cabello y al llegar se enteraron que habían abierto a la 1:00 p. m.
“Varios se registraron, pero no les dieron el comprobante. Ellos alegaron que la impresora estaba dañada y que por eso no podían darle nada. O sea, ellos no tienen forma de comprobar que en verdad se registraron”.
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