Josué es un niño de 14 años cuya alimentación es a través de una sonda que tiene en su abdomen. Su dieta es solo líquida. A su madre se le dificulta preparar los alimentos por los constantes cortes de luz y la falta del servicio de agua, que ya tiene más de 10 días suspendido.
Caracas. Orfa Pineda supo que la luz se había ido cuando el calor la despertó a las 4:40 a. m. del viernes 30 de agosto. De inmediato el ventilador dejó de funcionar y no pudo dormir más. Pensar cómo haría para preparar la comida de su hijo Josué, un niño cuya alimentación es estrictamente líquida, le quitó el sueño.
Ese viernes, el servicio eléctrico dejó de funcionar en al menos 20 estados del país. Ese fue el quinto apagón nacional de los últimos cinco años. En zonas del oeste del Distrito Capital la luz comenzó a llegar pasada la 1:00 p. m. Sin embargo, en el barrio San Blas de Petare, del lado este de Caracas, el servicio fue restablecido a mediodía del día siguiente.
Además, en el sector 1 de San Blas tienen más de 10 días sin el servicio de agua por tubería. “Constantemente tengo que estar lavando la licuadora, las ollas y todo lo que ensució cada vez que le preparó la comida a Josué”, cuenta Orfa.
Fallas de servicio
Los cortes de luz y la escasez de agua complican, aún más, el estado de salud de un niño como Josué. Con apenas 14 años de edad, solo puede recibir alimentación a través de una sonda. Así ha sido desde hace ocho años, cuando le descubrieron dos fístulas en el esófago, que requieren operación, pero debido a las deficiencias del sistema de salud público venezolano, Josué no ha podido entrar a quirófano.
Las fístulas que Josué tiene en su esófago no le permiten comer a través de su boca. Si lo hace, el alimento se esparce por su cuerpo y no llega a su estómago, lo que le genera otras complicaciones de salud.
Tenemos ocho años esperando la operación (…) El caso de Josué ha sido viral en redes sociales. Incluso un día me llamó la ministra de Salud (Magaly Gutiérrez) y le dije que lo único que quería era que operen al niño. Esa semana le hice todos los exámenes y luego me dijeron que se había dañado el broncoscopio en el J. M. de los Ríos”.
Josué también tiene neumopatía crónica, bajo peso, síndrome de down y es sobreviviente de cáncer, por lo que ha estado hospitalizado en varios periodos de su vida. La alimentación del niño debe ser cada tres horas. Al ser una dieta líquida, a Orfa le toca preparar sopas, jugos y suplementos alimenticios todos los días. Todo eso requiere ser procesado en licuadora y, además, colado.
Sobre el agua
En ese sector de San Blas, el racionamiento del agua es de lunes a miércoles, pero desde hace más de 10 días se paralizó el suministro por completo. “Y yo tengo que estar lavando la licuadora a cada rato, o la olla donde preparo la sopa”, explica Orfa.
La opción que ha encontrado para abastecerse del líquido es a través de la lluvia. El sábado pasado ella, al igual que otros vecinos, estuvieron más pendientes que nunca del cielo. Apenas vieron caer las primeras gotas, empezaron a sacar los tobos a la calle para llenarlos, porque el agua potable, casi una semana después, sigue sin aparecer.
“Ese día todo el mundo estaba preocupado”
Durante la mañana del viernes 30 de agosto, varios vecinos y familiares se acercaron a la casa de Orfa a preguntar por Josué. En el barrio saben sobre su estado de salud y lo compleja que es su alimentación. Al saber que se trataba de un apagón nacional, como el de 2019, les preocupaba que el niño no pudiera comer durante el día.
El 7 de marzo de 2019 ocurrió un apagón en Venezuela por una falla en la Central Hidroeléctrica Simón Bolívar, en la represa del Guri. La falla se prolongó por más de 100 horas consecutivas y ocasionó otros tres apagones nacionales más, el segundo de ellos 20 días después.
Pérdidas materiales
Durante este último corte eléctrico, Orfa pudo resolver la alimentación de Josué con lactovisoy, un alimento instantáneo que preparó con un batidor manual. Con eso alimentó a su hijo durante todo el viernes y las primeras horas del sábado.
Ese día todos me preguntaban por el niño. Apenas llegó la luz, le preparé una sopa, pero yo siempre trato de mantener en casa lactovisoy, avena, para cuando no hay luz”, añade.
El apagón nacional del viernes 30 de agosto no fue una sorpresa para Orfa. Al menos en esa zona de Petare se va la luz “cada dos o tres días” y son interrupciones que duran entre tres o cuatro horas o “a veces toda la noche”. Entre tanto, también hay constantes fluctuaciones.
“Hemos tenido que comprar lámparas inalámbricas porque aquí los apagones son constantes”. En casa de Orfa el apagón dejó un congelador dañado. En medio de otra falla previa también se dañó un televisor.
Orfa solía utilizar el congelador para la venta de helados y hielo, cuyas ganancias iban para los gastos médicos y de alimentación de Josué. “Yo siempre hago rifas o vendo cualquier tipo de mercancía”, contó Orfa sobre cómo hace para costear los gastos médicos de Josué. Además, su esposo trabaja por su cuenta, sin un ingreso fijo.
Situación en los hospitales
Un monitoreo de la Encuesta Nacional de Hospitales registró que no hubo fallecidos en al menos 13 hospitales del país durante el apagón del 30 de agosto. Además documentaron el funcionamiento de las plantas eléctricas en 12 de estos centros de salud. Sin embargo, en redes sociales hubo varias denuncias de distintas zonas del país sobre presuntos fallecidos o pacientes con requerimientos médicos en medio del apagón.
Aunque ha pasado por varios hospitales, como el Hospital Dr. José Ignacio Baldó (El Algodonal) y el Hospital Dr. Domingo Luciani, Josué es paciente del J. M. de los Ríos desde hace más de cinco años. Este centro asistencial recibió en 2019 medidas cautelares por parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh), para los pacientes de 13 servicios. Esto se hace como un mecanismo de protección y en exigencia al Estado venezolano para que dé respuesta.
Para la operación de Josué hace falta un cirujano de tórax, pero en el J. M. de los Ríos no hay especialistas. “Supuestamente y que iban a reinaugurar el servicio”, según escuchó Orfa la última vez que acudió a consulta.
Según la organización no gubernamental Prepara Familia, desde el 2017 han fallecido más de 100 pacientes de los servicios de nefrología y hematología, en su mayoría por falta de trasplantes en el país.
Lea también:
Caracas intentó mantener la normalidad en medio del quinto apagón nacional desde 2019
Participa en la conversación