La ONG Fordisi afirma que es “irónico” que estas suspensiones se gesten desde la sede del Ministerio de Educación y del Centro de Desarrollo de la Calidad Educativa de Caracas, donde sus propios funcionarios y empleados trabajan horarios reducidos.
Caracas. Sin ningún tipo de notificación previa, a tres docentes del Liceo Urbaneja Achelpohl, ubicado en la parroquia San Pedro, les fue suspendido su salario por “abandono de cargo”.
“Cuando vemos que en la primera quincena de agosto no nos llega el salario le preguntamos a otros compañeros que dijeron que sí habían cobrado. Así nos dimos cuenta que solo se trataba de nosotros tres”, asegura una de las docentes perjudicadas, quien prefirió no ser identificada por temor a mayores represalias.
Sin tener respuestas en la institución, acudieron al Ministerio de Educación, en donde les avisaron sobre la medida.
“Fuimos el 12 de agosto a hablar con ella y dijo que nos iba a citar esa semana con alguien del Centro de Desarrollo de la Calidad Educativa de Caracas para que nos mostrara el expediente, pero no lo hizo”, señala.
Los educadores alegan que ellos no abandonaron su cargo. Solo asistían a la institución educativa bajo horario mosaico, una modalidad en la que quienes se dedican a la enseñanza asisten menos días u horas a los planteles donde laboran para dedicarse a otras actividades económicas que les ayuden a obtener las ganancias que su profesión, por los bajos salarios, no les da.
Zuly Márquez, directora del liceo, no estaba de acuerdo, por lo que al finalizar el año académico tomó la medida en contra de las profesoras.
“No nos avisaron en ningún momento que teníamos un procedimiento administrativo. La directora se saltó los canales regulares del Reglamento docente”, explica una de las educadoras.
Agrega que temen por lo que pueda pasar con sus cargos en el futuro debido a que la principal autoridad del plantel les respondió que había más “sorpresas”.
En el Reglamento del Ejercicio de la Profesión Docente se sanciona bajo amonestaciones orales y escritas, faltas como el abandono de cargo, inasistencia e incumplimiento reiterado de las obligaciones e inasistencia injustificada.
Crónica.Uno intentó comunicarse con la directora del plantel, quien accedió a conversar para exponer su punto de vista sobre lo ocurrido. Sin embargo, al tratar de concretar la llamada telefónica, no respondió.
Sin justificación
“Quedarme sin mi salario es más que preocupante. Yo soy sola y no tengo a más nadie que me ayude. Gracias a Dios tengo mis ahorros. Pero eso no me da para mucho”, expresa una de las educadoras.
Desde que su padre y su hermano murieron, quedó sin apoyo para los gastos del hogar. Pero, además de su economía, su salud mental también empezó a verse perjudicada.
“Desde que mi papá murió el año pasado (2023) y mi hermano el año antepasado, yo me vi muy afectada psicológicamente. Busqué ayuda profesional con una amiga, por lo que avisé en la institución que faltaría los viernes y la directora dijo que no había problema. Mi error fue no hacerlo de forma escrita”, relata.
A veces, da clases particulares en las tardes, pero eso es un ingreso esporádico. Le preocupa la situación de sus colegas, quienes tienen hijos e hijas a su cargo.
En su caso particular, la directora le dijo que los estudiantes se habían quejado, al igual que los representantes. Con ese argumento justificó la suspensión. Todo esto sin pruebas o actas que confirmaran la veracidad de la información.
Tampoco pudieron ver el estatus de las inasistencias, puesto a que en la institución hay un captahuellas que permanece dentro de la oficina de la dirección y a veces “está cerrada”. Esta irregularidad impide que los profesores marquen su asistencia.
Para ella, la situación se trata de una injusticia debido a que asistir y dar clases implica un “gran esfuerzo” por los bajos salarios que devengan.
La ONG Formación Venezolana para la Dirigencia Sindical (Fordisi), destacó a través de una nota de prensa en la que ratifica la denuncia, que es inmoral castigar arbitrariamente a docentes, no solo sin razón alguna, sino que también es “irónico”que estas suspensiones se gesten desde la sede del Ministerio de Educación y del Centro de Desarrollo de la Calidad Educativa de Caracas, donde sus propios funcionarios y empleados trabajan horarios reducidos.
Gricelda Sánche, presidenta de Fordisi, pidió que le sean activados los salarios a los docentes. Foto referencial: Lucía Fernanda Ramírez.
“Exigimos la inmediata activación de los salarios de estos trabajadores, así como el cese del acoso laboral”, exige Gricelda Sánchez, dirigente sindical y presidenta de Fordisi.
Acoso sostenido
A juicio de una de las educadoras a quien le suspendieron el salario, el acoso hacia ella y sus compañeros viene desde mucho antes, con situaciones que perjudican su estadía durante las horas laborales.
“En el liceo no hay un baño especial para los docentes. Por eso uno debe recorrer casi todo el liceo, cuyo tamaño es de casi una manzana, para ir al baño de la dirección. A veces uno pide la llave del baño y la secretaria dice que no la consigue. Eso es una situación muy crítica”, manifiesta.
Como opción tienen ir al baño de los estudiantes, pero por la falta de agua a mitad de mañana están “muy sucios” y con mal olor.
Por esta razón, la docente evitaba ir al sanitario durante las horas que permanecía en el plantel educativo: “Yo llego a mi casa con los pies hinchados de tanto retener líquido. Así como salgo en las mañanas, regreso sin haber ido al baño”.
Intuye que la predisposición que la directora tiene hacía ellos se debe a que, al igual que sus compañeros, forma parte de los trabajadores que se quejan por las “irregularidades” que pasan en el Liceo Urbaneja Achelpohl tanto en la parte administrativa, como lineamientos de evaluación.
“A nosotros nos llama ‘el grupito’. Antes éramos más, pero se fueron de traslado a otras instituciones. Creemos que ese es su objetivo con nosotros. Quiere que dejemos el liceo”, destaca.
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