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La película cierra una trilogía con una historia de decadencia en la industria de entretenimiento.

Caracas. Maxine (Mía Goth) es una sobreviviente. Cansada ya de la fama por ser una estrella del cine porno, decide dar el gran paso a la industria de Hollywood, a esas películas que la lleven a otras historias de profundidad y trascendencia. 

Así realiza su primer casting, con miradas predispuestas ante una figura con una carrera para muchos deleznable. 

Pero ella, segura de sí misma, se impone para actuar en una película de terror. Una obra en la que confía sea el trampolín, pues el género tampoco es que sea muy respetado en el medio al que ella quiere pertenecer. 

Maxxxine
La película está en la cartelera venezolana

Maxxxine es el cierre de la trilogía de Ti West, de la que en 2022 se pudieron ver X y Pearl.

La protagonista entonces se enfoca en esa nueva etapa. El realizador, que también es el guionista, hace alarde se sus maneras de subrayar mundos y situaciones. 

Maxine tiene un secreto del pasado. Convive mucho con las imágenes del tormento. El entorno del que quiere salir es representado en la oscuridad, habitaciones y calles que generan angustia, encierro, peligro y hostilidad. 

Historia de decadencia

La fotografía de Eliot Rockett crea postales de la decadencia, de una ciudad que no llega a ser distópica, pues puede ser bastante cercana a algunos contextos, pero sí que es la ignominia total.

Maxxxine
La película es una crítica a todo un sistema de estrellas y sus exigencias

Todo contrasta con la luminosidad del mundo al que quiere entrar. Una industria millonaria en la que todo debe funcionar a la perfección, como máquinas que deben exponer emociones frente a una cámara sin parar, sin mayor espacio para la pausa. Un lugar en el que le advierten la voracidad de la bestia en la que quiere deslumbrar. 

Todo se vuelve más adverso cuando ronda un asesino en serie en la ciudad que parece estar relacionado con el pasado de la protagonista. 

En Maxxxine el autor propone una historia de decadencia, de thriller y suspenso inspirado en las películas slasher de los ochenta. Es decir, a ese cine con el que muchos crecieron, con nada sugerente en su violencia, sino todo en bandeja para la fácil impresión y la literalidad de la imagen. Una manera desde lo grotesco llevar un lineamiento estético del terror y sus consecuencias. 

Satirizar el cine

A su vez, el director satiriza la industria del cine, busca desdibujar el equilibrio del individuo por el afán de mantenerse. En este punto, acude a un cuestionamiento tocado en otras obras con diversos tratamientos, como sucedió más recientemente en Cecil B. DeMented (2000), de John Waters, o Babylon (2022), de Damien Chazelle. 

Claro, Ti West se regodea de sus influencias como La masacre de Texas (1974), Halloween (1978) y sin dudas Psicosis (1960), de Alfred Hitchcock, con varias referencias directas durante el metraje. 

Maxxxine se sostiene por su puesta en escena y por el viaje de la protagonista en medio de tanta sordidez. Mantiene toda una tensión por el destino que tendrá una figura con tanta determinación.

Sin embargo, su final resulta engorroso por esa intención de mantener no solo la debacle de todo, sino la ironía de la industria a la que pertenece. Entonces, la resolución del encuentro entre Maxine y su contraparte resulta una apuesta fácil para el pacto entre espectador y creador. Todo para subrayar lo atroz de un medio que canibaliza, y que exige sacrificios casi que físicos, como la cabeza que pierde Maxine en uno de sus papeles.

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