“Ser chavista no me trajo nada positivo, nos equivocamos feo”

José Luis y su familia cambiaron de posición política luego de que la migración, el hambre y la falta de empleo tocaran su hogar. Dice estar convencido de que este domingo es la única oportunidad que tiene para volver a abrazar a sus hijos.

Maracaibo. Las lágrimas son incontenibles para José Luis Ramírez cuando habla de su familia y la situación que están atravesando. Toda la vida se dedicó a la latonería y pintura de vehículos. Era un hombre activo pero hace ocho años que la exposición a la soldadura lo dejó ciego, dice que desde entonces todo se acabó para él.

“Me ha tocado llevar la vida como venga, llevando vaina”, susurra ahogado en llanto el marabino de 55 años.

Hace más de 10 años la Misión Vivienda Venezuela le adjudicó la casa que ahora comparte con su esposa Zory, su suegra, su hija, un yerno, un hermano y tres nietos. Decepcionado asegura que no tiene nada que agradecer a la gestión de gobierno.

“Esta casa no me la regaló el gobierno, sino Dios, porque el petróleo es un recurso de los venezolanos, no de él (presidente). Los pocos chavistas que quedan en el barrio me la echan en cara, me dicen mal agradecido, pero yo estoy agradecido es con Dios, a ellos no tengo nada que agradecerle porque ser chavista no me trajo nada positivo, nos equivocamos feo”, dijo.

“Se burlaron de mí”

José Luis tiene cuatro hijos y 14 nietos, la mitad tuvo que migrar por la crisis económica y adoptar un sistema de ayuda para sus padres, pero la verdad es que la poca remesa que envían no alcanza para mucho.

En Colombia no está la cosa fácil tampoco”, dice el latonero.

Zory se convirtió en los ojos de José Luis debido a su discapacidad, pero hace tres años ella también comenzó a perder la vista por cataratas y a sufrir de artritis. Aún confiado en la revolución, José pidió ayuda.

“Los chavistas se burlaron de mí. Le pedí ayuda a Omar Prieto cuando tenía el programa de radio donde daba ayudas para la salud, hice todo lo que me pidieron, que me anotara, que fuera al hospital, tantas cosas y todo fue mentira. Esa burla hizo que toda la familia cambiara de posición política”, cuenta.

Finalmente una de sus hijas, que está en Colombia, pudo ayudarlos para el tratamiento de Zory pero siguió perdiendo la vista.

“Eso nos preocupaba mucho, los deprimió a ambos. Nosotros estábamos desesperados, pero gracias a Dios y a Manuel Rosales ya mi mamá fue operada y ahora se está recuperando, en menos de un mes la atendieron”, dijo Yenny, una de las hijas.

El hambre golpea

José Luis confiesa que su voto ayudó a Hugo Chávez a llegar al poder.

Siempre voté por ellos, pero me di cuenta de que realmente nunca ofrecieron un futuro para nosotros”, admite.

“Mis hijos se tuvieron que ir, comemos una vez al día o dos cuando mucho, necesito un bastón para invidentes, impermeabilizar la casa porque cuando llueve se nos moja la cama y nada de eso puedo tener. Ya está bueno, este domingo tenemos la última oportunidad”, dijo.

En la casa de los Ramírez todos se dan la mano para sobrevivir. “Aquí todos nos ayudamos, mi esposo también se fue del país porque la situación se puso dura y con lo que él me manda yo también ayudo a mis padres y solvento lo de mis tres hijos, no ha sido fácil, pero estamos guerreando. Lo importante es que estamos vivos, unidos y que despertamos de tanta mentira”, soltó Yenny mientras visitaba a sus padres.

Antes de despedirse, José Luis dijo estar listo para dar el último paso que, según él, le cambiará la cara a Venezuela y orgulloso dijo:

“Este callejón era de los chavistas, jamás lo perdimos en una elección, ahora todos somos opositores, más de 15 familias se cambiaron, esta vez sí vamos a ganar, pero para bien y voy a poder volver a abrazar a mis hijos y nietos”.

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